Mi viaje a Córdoba fue un atracón de arquitectura, museos, arte y calle. Para lograrlo, pateamos mucho la ciudad desde primera hora de la mañana hasta caer rendidos.
La situación de nuestro alojamiento no podía ser más conveniente. Cerca de la bonita plaza del Potro, la de los Abades, la de la Magdalena (una de mis preferidas por las mañanas cuando la atraviesan los niños riendo para ir al colegio), de las iglesias parroquiales de Santiago y San Pedro y del mejor sitio para desayunar o comer de la zona, el mesón Anyfer que abre a primera hora de la mañana. Por si esto no fuera suficiente, también estábamos cerca del Paseo de la Ribera y, por tanto, nos plantábamos caminando a buen ritmo, en apenas sólo 15 minutos, en la zona monumental de Córdoba. Podíamos optar por recorrer la calle Realejo o la de Lineros trayecto por el que se acorta bastante.
Puedo decir que el alojamiento fue un todo un acierto. Cómodo, seguro, limpio y muy bien situado. Desde él podíamos abarcar a pie prácticamente todo el centro histórico de Córdoba. Pudimos conocer los barrios de San Andrés, San Pedro, La Magdalena, San Lorenzo, Santa Marina, Campo de la Verdad-Miraflores y la zona Centro. Nos gustaba deambular por la judería. Ir a San Basilio o a la plaza de la Corredera o la de Tendillas. Si cruzábamos el río por el Puente Romano podíamos ir a la Torre de Calahorra y, si lo atravesamos por el puente de Miraflores, accedemos al Centro de Creación Contemporánea de Andalucía.
Al anochecer lo que más me gustaba era recorrer el Paseo de la Ribera y la Ronda de Isasa, con el frescor del río, y llegar al Puente Romano y cruzarlo únicamente para ver desde la otra orilla del Guadalquivir, la Córdoba monumental. También, me gustaba perderme en esas callejuelas que desembocan en pequeñas y recogidas plazuelas, como la de Cañas, la de la Concha, San Miguel, la de Luis Venegas o la de los Abades o pasear por la Judería cuando cierran los comercios de souvenirs o entrar por la Puerta de Almodóvar, que es como entrar en otro tiempo y en otro mundo.
Otro de los itinerarios a seguir y que me pareció muy interesante fue la de la Ruta de las Iglesias Fernandinas. Estas iglesias las mandó edificar el rey Fernando III para que sirvieran como núcleos de repoblación. Hay 11 en Córdoba. El itinerario comienza en la Mezquita-Catedral. Nosotros no vimos todas, pero casi. Visitamos la de la Mezquita-Catedral, la de San Francisco, la de San Pedro, la de Santiago, la de San Lorenzo, la de San Andrés y la de San Pablo.
Aconsejo ir de museos en Córdoba. La gran mayoría son gratuitos y, al hacerlo, es posible entender mucho mejor la ciudad. El Museo Arqueológico, el de Bellas Artes, el de Julio Romero de Torres y el Centro de Creación Contemporánea de Andalucía (había una realista exposición sobre ecologías de la paz) son buenos museos por los que empezar.
2 comentarios:
Córdoba es una de las ciudades con más patrimonio de España. Una maravilla (pero no se te ocurra ir en agosto, jajajaja).
Hola, Paco. Desde luego, nunca iría en agosto ;-). Tiene que ser un horno.
A finales de año, regreso a Córdoba. Me encantó. Tengo pendiente Medina Azahara, la Subbética y la zona de Hornachuelos. No sé si podré hacerlo todo...
Saludos
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