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30 abril, 2020

Recinto Megalítico Dos Almendres

Desde Évora, para ver el enclave megalítico Dos Almendres cerca de Guadalupe tomamos la carretera N114. Aproximadamente 16 kilómetros separan Évora de Guadalupe. Desde este pequeño pueblo, aún se han de recorrer otros 3 kilómetros más hasta el primer menhir solitario y luego otros 4 más hasta llegar al recinto megalítico o conjunto de menhires.



Los monumentos megalíticos surgen en esta zona por su riqueza en agua. Hay distintos ríos y afluentes que nutren al Tajo y al Guadiana. Las llanuras sedimentadas del Alentejo eran perfectas para los cazadores-recolectores y también para las primeras comunidades que se dedicaban a la agricultura y al pastoreo. Sobre todo en esta zona de la Serra de Monfurado.

Dejamos el coche en una sombra. Era invierno, pero hacía un sol y un calor inusual para esas fechas. Parecía un día cualquiera de Primavera. Un día de mayo soleado y brillante.


Para ir hasta el primer menhir, han habilitado un pequeño y estrecho sendero vallado a ambos lados y con vacas sueltas más allá del cercado. Un menhir es una piedra de grandes dimensiones clavada o anclada en la tierra en posición vertical. Puede tener alturas diferentes. En concreto, este menhir o monolito mide 4 metros. Su altura es impresionante. Una mole de piedra, hincada en medio de la bucólica naturaleza. Su soledad agudiza el efecto de su altura.


     

Cómo habíamos aparcado en una buena sombra, decidimos ir andando al enclave megalítico dos Almendres. El camino atraviesa grandes extensiones de alcornoques, entre un tupido manto verde de hierbas y flores.


En el recinto megalítico, conocido como Cromelege dos Almendres, los monolitos o menhires se hallan situados en posición oval. Se aprecia mejor su forma desde las alturas. Los menhires son de diferentes tamaños. Alguno tienen símbolos con formas esquemáticas grabadas. Se cree que su representación o función era simbólica, pero no se sabe a ciencia cierta. Es posible que tuviera relación con algún tema relacionado con los astros: el sol, la luna y las estrellas.



Después de que este enclave fuera descubierto y al realizar los trabajos de excavación y consolidación arqueológica se hallaron piezas de cerámica y un hacha pulida. Los antiguos asentamientos humanos por esta zona se localizan cerca de este enclave megalítico.

 


Este es uno de los recintos mayores de la Península Ibérica. Se calcula que es del V milenio antes de Cristo. La datación se ha calculado mediante la prueba del carbono-14. Es por tanto más antiguo que el de Stonehenge. Además, no muy lejos están enclavados varios dólmenes. Vimos en Pavía un dolmen convertido en capilla. La capilla de San Dinis. Nos hizo mucha ilusión, porque era un espacio muy especial. La función de los dólmenes era fundamentalmente funeraria. Después de siglos y siglos, allí siguen en pie. 

10 abril, 2020

Sigüenza, mucho por ver

Un cielo azul brillante, sin ni una sola nube, nos recibió a nuestra llegada a Sigüenza. Aparcamos cerca del Parque de la Alameda y tras dejar las maletas en el hotel, nos dirigimos por la calle de san Roque y por la calle Medina a la Catedral de Sigüenza. 

La Catedral de Sigüenza y el Castillo (actual Parador de Turismo) son los edificios más grandes y espectaculares de Sigüenza. Sobresalen por su tamaño y por su altura del resto de los edificios de la ciudad. 


Sigüenza está edificada sobre una loma de la Sierra Norte de Guadalajara. Su altitud es de unos 1000 metros sobre el nivel del mar. Su urbanización se desarrolló siguiendo la estructura en pendiente, por esa razón desde el Castillo que corona la loma, cualquier calle es una cuesta que baja hasta la Catedral, a la Plazuela o a la Alameda. 


Desde la zona de la Catedral hay que armarse de valor porque la inclinación es pronunciada y tanto por la calle Mayor como por la calle Villegas todo es subida. La recompensa es el Castillo, con su Patio de armas y las vistas que rodean el Castillo.

 
 

En 1964, Sigüenza fue declarada Conjunto Histórico Artístico. Su casco viejo lo forman calles estrechas que reciben el nombre de travesañas. Allí en esa zona se situaba la Judería y la Morería. Muchos edificios de la calle Mayor o de la calle Estrella o de la de san Vicente o de la Travesaña Baja tienen elementos arquitectónicos medievales, como puertas con arcos en piedra de estilo gótico. Además, de restos de la antigua muralla, siguen en pie algunas de las antiguas puertas de entrada a la ciudad: la Puerta del Hierro, la Puerta del Portal Mayor, la de Toril o Cañadilla y la del Sol. La del Toril se halla en la Plaza Mayor. Para ver las otras hay que hacer un recorrido por la ciudad.

  
  

Entre las construcciones y edificios más emblemáticos de Sigüenza están la Catedral -en su interior se halla la capilla de San Juan y Santa Catalina que guarda en su interior la famosa escultura funeraria y yacente conocida como “El Doncel”-, la Plaza Mayor con el edificio del siglo XVI (actual ayuntamiento), el Pósito, la Plazuela -antiguo ayuntamiento al lado del edificio que hacía de cárcel-, el Palacio de los Infantes, las iglesias de Santiago y la de San Vicente. Aunque también hay que reconocer que muchos edificios de gran valor arquitectónico están en un estado lamentable de abandono y es posible que si no se rehabilitan se pierdan. 

 
 
 

No sólo vale la pena ver la arquitectura de la ciudad, si vais en coche os podéis acercar hasta el pueblo de la Cabrera o al de Pelegrina y visitar el Parque Natural del Barranco del Río Dulce (en invierno y en la primavera está precioso) y también acercaros hasta Atienza, Jadraque, Torija, Hita o Brihuega, todas ellas poblaciones relativamente aledañas.

 

Tras patear Sigüenza de arriba abajo, nos fuimos a descansar a nuestro alojamiento. Nos alojábamos en el hotel El Doncel. Un cómodo alojamiento. Nos dieron una habitación muy tranquila. Silenciosa y práctica, en temporada baja.  A la mañana siguiente, nos esperaba un reparador desayuno en el comedor de este alojamiento.