Buscar este blog

22 febrero, 2021

Alquézar, la seducción de la piedra

Desde Barbastro, decidimos desplazarnos a Alquézar. Es un trayecto de apenas 23 kilómetros. Aparcamos el coche en uno de los aparcamientos gratuitos  habilitados a la entrada del pueblo.


Alquézar es tan espectacular que soporta un enorme número de visitantes y turistas durante todo el año. Se localiza en la Sierra de Guara, sobre una agreste colina entre barrancos formados por el río Vero, a su paso por este pueblo. Es famosa la excursión por las pasarelas de madera que recorren el cañón del río Vero. Esta excursión comienza en Alquézar y recorre el alto barranco. Las pasarelas de madera sirven para poder recorrer el barranco sin problemas.


La vista general de la arquitectura de Alquézar impresiona tanto como su paisaje. Esta villa medieval fue declarada Conjunto Histórico Artístico. Se lo merece. Sus construcciones en piedra rojiza y ocre se confunden con la tierra y la roca. 

Si aparcas antes de entrar al núcleo urbano, como fue nuestro caso, pasarás y verás la gran Iglesia de San Miguel Arcángel. Una iglesia espectacular rodeada de verde naturaleza y fértiles huertos. La iglesia tiene planta de cruz latina, con una nave y crucero. Se construyó entre los siglos XVII y XVIII, sobre otra anterior. Para su construcción se utilizó piedra sillar. Desde su acertada ubicación se obtiene una teatral imagen de Alquézar y de la Colegiata de Santa María de Alquézar.

 
 
 

Alquézar estuvo amurallada, y aunque conserva una gran parte de su muralla, de sus puertas de entrada solamente resiste una: la Portada gótica.

En la zona más alta de este cerro, en una peña inaccesible, se edificó una fortaleza militar. Quedan sus dobles murallas, almenas, torreones y su patio de armas. Aún ahora cuesta subir por las empinadas cuestas y atravesar la gran puerta que cerraba la entrada al castillo.


Desde su plaza de armas, se obtiene una buena panorámica del barranco del río Vero y de Alquézar. Debía ser inexpugnable. Sobre esta antigua fortaleza y adosada a ella, se empezó a edificar una iglesia: la Colegiata de Santa María de Alquézar. De hecho, cambió su uso. De fortaleza a iglesia cristiana. Se convierte en un castillo-colegiata. En la zona más alta de la peña, se localizan las partes de la fortaleza más antiguas, porque se han acometido durante siglos diferentes rehabilitaciones, mejoras y ampliaciones.

 
 

Las vistas desde la fortaleza o Colegiata de Sta. María son magníficas, así como las del Mirador sonrisa al viento y el Mirador de Alquézar a los pies de esta antigua fortaleza. El barranco tiene algo de hipnótico, porque no te cansas de mirarlo.

06 febrero, 2021

Vila Viçosa, monumental

Vila Viçosa fue una de las localidades alentejanas que más nos gustó. Está situada entre Estremoz y Elvas. De hecho, forma un vértice triangular con esas dos poblaciones. Entre Estremoz, Borba y Vila Viçosa se concentran las canteras de mármol al aire libre más importantes de Portugal. El mármol de esta zona es especialmente bonito y se dice que compite en belleza e importancia con el mármol de Carrara. 



Vila Viçosa es una villa señorial y monumental con un gran palacio, el Paço Ducal y un gran castillo, construido por D. Dinis en el siglo XIII. Este castillo medieval corona la parte más alta de la localidad. Las vistas desde él abarcan un amplio territorio. Así que no hay que perdérselo. Aunque, en general, los visitantes que van a Vila Viçosa concentran su interés sobre todo en visitar el gran Palacio Ducal de los Braganzas y el Museo do Mármore, no tanto en visitar el castillo. Además, otras construcciones de Vila Viçosa, que son igualmente magníficas, quedan un poco arrinconadas o desapercibidas. 




Aparcamos sin dificultad cerca de la bonita Praça da República. Es una plaza alargada y rectangular muy animada, con bares, restaurantes y una panadería-pastelería de las mejores de la zona: Aqui há Pão (para repetir sus exquisiteces una y otra vez). Al fondo de la plaza se yergue la Iglesia de São Bartolomeu.


El Paço Ducal es un edificio monumental y el más emblemático. Su fachada está revestida de mármol de la zona. Este gran edificio es más largo (110 metros de fachada) que ancho. La fachada manierista la completa un buen número de ventanas y puertas, cosa que singulariza el edificio. En su interior, se conservan una gran parte de las colecciones de la Casa de los Duques de Bragança, cuidadas y protegidas por la Fundación Duques de Bragança. Se puede visitar, pero nosotros no pudimos por estar cerrado en esas fechas. 



La gran plaza del Paço, conocido como Terreiro do Paço, la ocupaban pocos edificios pero todos monumentales: el Paço; un edificio anexo al Paço, el Convento y Igreja Das Chagas que era el Panteón de los Duques y que en la actualidad es una pousada portuguesa, con unos jardines preciosos y un claustro que merece la pena ver y el Convento Igreja dos Agostinhos -iglesia que se halla justo enfrente del palacio ducal-. En medio de esta gran plaza se encuentra la estatua ecuestre de D. João IV (promotor del palacio ducal) que preside, imponente, el colosal edifico que mandó construir.