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16 julio, 2023

Afionas, en la cumbre


No sabía nada de la localidad de Afionas, en Corfú, pero una vez que la he visitado es difícil que pueda olvidarla.


Afionas es ese lugar que aparece en muchas fotos sobre lo más "representativo" de Grecia y que resulta más atractivo. Son las típicas fotos de reclamo de las agencias de viajes en las que aparece una pequeña casa encalada, bonita, con pequeñas ventanas con la madera pintada de azul y a sus pies macetas repletas de flores o de plantas aromáticas de vibrantes colores o buganvillas. Afionas es un pueblo de postal. Cuidado con esmero y limpio.


Afionas se asienta en lo alto de una montaña, entre la bahía de Arillas y la bahía de Agios Georgios Pagon. A sólo unos pocos metros de distancia, desde la parte más alta de esta villa, se pueden contemplar ambas bahías. No obstante, una de las claves de la gran afluencia de visitantes que tiene esta villa corfiota, es que desde Afionas se llega andando a una de las playas más inconfundibles y bonitas de ese lado de Corfú: la playa de Porto TimotiUn istmo con dos playas. Sin duda, ese es un gran reclamo turístico para la zona. Aunque el recorrido andando desde Afionas es de unos 500 metros, la vuelta se vuelve dura por el calor y por su continuo ascenso escarpado.


Afionas cuenta con un centro histórico, cercano a la iglesia de Agios Ioannis Prodromos, de estrechas callejuelas y casas encaladas, donde algunas las han pintado con intensos colores. Su estructura urbanística recuerda a un laberinto. En esta zona, existe un buen surtido de alojamientos y, sobre todo, buenos restaurantes. Unos orientados cara a la bahía de Agios Georgios, como Zeus Trone y Porto Timoti, y otros que dan al islote Karávi y a la playa de Arillas: 3 Brothers, Luuma, Panorama, Anemos y/o Canteen. Muchos visitantes acuden a cenar a Afionas y principalmente para ver sus explosivos atardeceres dorados, anaranjados y rojizos. Los atardeceres en Afionas también son de postal.


Nosotros llegamos a Afionas desde nuestro alojamiento en la playa de Agios Georgios Pagon. Todos los días en los que estuvimos alojamos en Agios Georgios, realizábamos el mismo ritual, por las tardes después de jornadas agotadoras en el mar jónico, cuando quedaba más o menos una hora o dos para la puesta de sol, nos quitábamos los empapados bañadores y nos vestíamos para coger el coche y llegar en unos minutos a Afionas para disfrutar cómo el sol se escondía tras las siluetas de las islas Diapontias. Una imagen difícil de olvidar y altamente relajante.

03 julio, 2023

Kassiopi, joya rocosa

La última vez que estuvimos en Grecia fue en el verano del 2021, en plena ola de incendios. Resultó una experiencia trágica y traumática. Los incendios son devastadores para el hombre, los animales, la naturaleza, para nuestro hábitat y para el medio ambiente.

En junio de 2023, hemos vuelto a Grecia. Esta vez, al norte de Corfú. Ya conocíamos el sur de la isla.


Corfú es una isla con una naturaleza deslumbrante. Cuenta con estupendas playas y con mucha zona del interior con grandes zonas boscosas y pequeñas y rústicas aldeas. Decidimos ir en junio, para no coincidir con la altísima afluencia de turistas europeos que tiene la isla en los meses más veraniegos de julio y agosto. Junio es un mes estupendo para viajar. Lo he comprobado.

Empezamos nuestro periplo corfiota en Kassiopi.


Kassiopi es la típica localidad costera, con la ventaja de que no está descontrolada urbanísticamente. Mantiene dos núcleos urbanos: uno alrededor del puerto y otro cercano a la playa de Kalamionas. Eso sí, hay muchos hoteles y apartamentos, pero los edificios mantienen una cierta altura que no impide la visión asalvajada de la naturaleza. 
Desde Kassiopi puedes realizar un sinfín de excursiones, no sólo a playas sino a pintorescos pueblos de la costa como Agios Stefanos o del interior que son preciosos, como Doukades o el antiguo pueblo de Perithia, Old Perithia (Paleo Perithia).


Suponía que Kassiopi sería más turístico, más ruidoso y me llevé una grata y agradable sorpresa. Desde luego es un destino turístico, sí, pero como posee tantas playas en sus alrededores, no existen aglomeraciones o, al menos, no las hay en el mes de junio. Los turistas que visitan la localidad suelen ser familias o jubilados europeos, principalmente ingleses y alemanes. Justamente los jubilados suelen llevar una vida más relajada y enfocada al buen comer y en Kassiopi se come de maravilla.


Como muestra de ello, comimos muy bien en Janis Taverna. Por la noche este lugar es mágico y el servicio excelente. También, disfrutamos de la comida en el restaurante Gregory steps en Old Perithia. Además, desde Kassiopi, investigando la costa norte, encontramos una taberna restaurante en Agios Andreas (Agios Andreas Taverna), cerca de Paralia Astrakeri a la que fuimos cuatro días seguidos. Comida deliciosa, personal simpático y extraordinarias vistas. Se sitúa en una zona un tanto escondida, pero disfrutamos de todos los momentos que pasamos allí.


Kassiopi está habilitado para acoger a un buen número de turistas. Se nota porque la oferta hotelera y de apartamentos es amplia. En nuestro caso, nos alojamos en un apartamento, Antonis Apartments. Un cómodo, bonito y tranquilo lugar paralelo a la playa urbana de Kalamionas situado en un callejón peatonal sin salida. Rodeado de otros apartamentos y de pequeñas casas de veraneo. También está cerca de las mejores playas. Podíamos ir andando, por una pequeña carretera que bordea la costa, hasta las playas de Pipitos, Bataria, Kanoni y no lejos del núcleo urbano está la gran playa de Avlaki. Justo por Avlaki, se accede a la parte más interesante y bonita de esta zona de Corfú, la frágil, salvaje y tan codiciada por las empresas inmobiliarias: la península de Erimitis.



Una de las muchas excursiones que se pueden hacer, sin coger el coche y sin salir de Kassiopi, es la de visitar su castillo o fortaleza. Se accede a él por unos arrabales cercanos al puerto de Kassiopi. Desde el mismo puerto, se puede observar la fortaleza que fue una de las tres fortalezas bizantinas que protegían Corfú de los ataques de la flota veneciana. No se conoce la fecha exacta de construcción de este castillo, pero en excavaciones que se han realizado en su interior se han encontrado monedas del periodo bizantino que va del siglo IV al VII d.C.. El castillo en cuestión fue finalmente destruido por los venecianos y vuelto a reconstruir por ellos mismos, siglos más tarde para repeler el asedido otomano, a finales del siglo XVII. El castillo tiene una longitud de 1.037 metros y su planta es rectangular con unas fuertes torres de defensa a lo largo de su alta y robusta muralla. El interior del mismo está vacío, más allá de la feraz vegetación espontánea y de altos olivos. Vale la pena visitarlo y recorrer su interior, aunque está un poco descuidado .