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26 febrero, 2023

Jerte y la Reserva Natural de la Garganta del Infierno

Desde Hervás cruzando el Puerto de Honduras por la CC-102, llegamos hasta Jerte, nuestra siguiente parada en Extremadura. Al atravesar, el puerto uno se da cuenta de la diferencia entre ambos valles extremeños. El valle del Jerte está encajado entre altas montañas, entre la sierra Tormantos y los montes Trasierra (Traslasierra) a pesar de que el valle del Ambroz también está rodeado de altos picos, no es ni mucho menos tan angostado como el del Jerte.


La población de Jerte es pequeña, con unas cuantas calles muy bonitas que conducen hasta la plaza de la Independencia y la iglesia de Nuestra Asunción, con su alta torre-campanario. Cruza paralelo al pueblo, el río Jerte que da nombre a todo el valle.


Teníamos una reserva en la Hospedería Valle del Jerte. No es la primera vez que nos alojamos en una Hospedería extremeña. Nos gustan, porque son prácticas. Puedes comer allí y los desayunos son correctos. La elegimos porque queríamos hacer el sendero hasta Los Pilones en la Garganta del Infierno y necesitábamos todo el tiempo para poder hacer las excursiones que quisiéramos por los alrededores. Jerte está muy bien situada para poder hacer todas las caminatas que teníamos programadas.


Había diluviado durante toda la noche y los arroyos bajaban con fuerza, pero esa mañana el sol se abrió entre las nubes y pudimos dirigirnos hacia los Pilones. Cogimos la calle Cilla hasta la plaza del Molino para poder cruzar el puente y así encaminarnos a la ruta que nos llevaría hasta el Mirador del Chorrero de la Virgen y a los Pilones. La ruta no tiene ninguna dificultad, atraviesa un tupido bosque, el Bosque Reboldo y diversos cerros. Desde Jerte a los Pilones y volver desde aquí son 7 kilómetros por una pista señalizada y fácil de recorrer. La recompensa no puede ser mayor. El paisaje de la Reserva Natural Garganta del Infierno es magnífico. Y las vistas desde el Mirador del Chorrero de la Virgen son imperdibles. Es un lugar mágico, donde la naturaleza se muestra con todo su esplendor y fuerza.


Llegamos a los Pilones acompañados por un gran rebaño de cabras montesas, denominadas por su raza como cabras Veratas. Conversamos con el pastor y nos relató un montón de anécdotas sobre el duro trabajo del pastoreo con cabras. Más amable, buena gente y simpático no pudo ser. Estaba orgulloso de su trabajo. No se imaginaba en otra ocupación. Ser cabrero es una profesión que le llenaba y le hacía estar en contacto con la naturaleza y los animales. Eso era lo que le gustaba. La vida sencilla, sin muchas complicaciones y enredos. Ligado a la tierra que amaba. Fue un momento que difícilmente olvidaremos. La grata compañía, la fuerza del agua bajando por los Pilones, el esplendor del paraje, y el sol tras la lluvia que acrecentaba los tonos verdes, marrones y ocres de la naturaleza. Pura lírica.


Tras la excursión, ya después de comer, decidimos visitar Tornavacas, último pueblo del norte del valle del Jerte para posteriormente dirigirnos a El Barco de Ávila. Habíamos dejado atrás Extremadura y estábamos en Castilla. En una población de la provincia de Ávila que nos sorprendió muy gratamente.

11 febrero, 2023

Faial da Terra, entre montañas


Desde Povoação nos acercamos a contemplar el Miradouro Pico dos Bodes. Habían nubes y claros y al fondo una neblina cubría los picos más altos. Desde este mirador, las vistas al valle y a los acantilados tenían su recompensa: unas panorámicas de las más bonitas. Nos entró curiosidad por descubrir que había detrás de esas altas montañas y así de esta forma llegamos, sin buscarlo, ni saber nada de ese lugar, hasta Faial da Terra (fregresia que depende de la municipalidad de Povoação). 


Faial da Terra se localiza entre las poblaciones de Povoação y Água Retorta, en un estrecho valle rodeado de altas y tupidas montanas. Se trata de una pequeña localidad con casas que se alinean a ambos lados del río y de la carretera. No es grande, creo que viven unas 350 personas, pero es un lugar simpático con un frente marino encajado entre altos y frondosos acantilados. Cuando el sol se abría paso entre las nubes, los tonos verdes de la vegetación de la montaña brillaban como esmeraldas. Sencillamente espectacular.


El río Faial da Terra discurre por esta población hasta llegar al mar. Con fuertes lluvias el caudal del río debe crecer de forma repentina, por lo que todo el cauce se halla canalizado con altos muros para proteger esta población de las crecidas inesperadas.


El frente marino está cuidado. Un espigón protege la costa de las embestidas marinas. También dispone de un pequeño puerto. En una zona del mismo, han habilitado unas escalerillas para entrar y salir del mar. Así puedes bañarte y salir del agua sin dificultad. Toda esa aérea es bandera azul. En realidad, se trata de una de las tantas playas de roca con bandera azul de la isla. Esta limpia, vigilada, con duchas y lavabos y funciona en época estival. Cuando digo limpia es muy limpia. Sin ningún elemento extraño por el suelo. Sin bolsas, papeles, colillas o cigarrillos. 


Cuando llegamos a Faial da Terra. Era difícil aparcar, ya que la mayoría de calles estaban cortadas. Las habían decorado con mantos de flores de papel. Una imagen muy colorista y festiva. Aparte de decorar las calles, también coincidía un festival de bandas u orquestas. Asimismo, otras bandas venían de distintos lugares de la isla. Todas se reunían e iban en procesión hasta la bonita iglesia de Nossa Senhora da Graça. Un espectáculo ceremonioso, muy pintoresco y divertido. 




Nos dimos una vuelta por el pueblo y nos dimos cuenta que existen diversos senderos señalizados. Sin embargo, ya era tarde para iniciar cualquier ruta. Sobre todo, para llegar hasta el Salto do Prego o a la aldea de Sanguinho. Las dos rutas están marcadas, pero se necesita luz para hacerlas. 

Como no pudimos afrontar las rutas, tras recorrer el pueblo nos acercamos a ver el Parque de Merendas e Lazer. Está en primera línea de mar. Una piscina ocupa el centro de este lugar. Allí los niños y los no tan niños pueden bañarse sin peligro alguno. Y además disfrutando de las mejores vistas a las montañas.