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26 noviembre, 2022

Cortegana y su castillo

Cortegana es una población de la Sierra Norte de Huelva. No es pequeña. Al contrario, es una de las localidades más pobladas de la zona de la Sierra de Aracena y Picos de Aroche. Cuenta con cerca de 5.000 habitantes. La población se extiende a lo largo de una loma y en el punto más alto del cerro se erige majestuoso el castillo de Cortegana. En nuestra ruta por los castillos de Extremadura y la Sierra Norte de Huelva, teníamos previsto realizar una parada para conocer su restaurado y habilitado castillo medieval. Cuando aparcamos el coche en la avenida de las Minas Altas, lo primero que vimos del castillo fueron sus altas torres. La imagen del castillo se imponía sobre todo el resto de los edificios. Su situación lo preside todo. 


Accedimos a la fortaleza de Cortegana andando por la empinada calle de Paymogo hasta la plaza del Divino Salvador dónde se halla, encabezando esta plaza, la Iglesia del Divino Salvador y en una esquina el Casino de Cortegana. No lejos de esta plaza está el Ayuntamiento de Cortegana. Desde esta zona, las calles son ascendentes hasta el castillo.

Desconocíamos que se podía llegar en coche hasta el castillo y, además, queríamos ver el casco viejo de Cortegana. Sin embargo, nunca nos imaginamos que la cuesta para llegar al castillo fuese tan pronunciada. Parecía no tener fin. Resultaba agotadora. No obstante, te recompensa porque desde las callejuelas hasta el encaramado castillo las vistas no tienen desperdicio. Son magníficas. 




El castillo, del siglo XIII, está rodeado de una muralla irregular. Se percibe su adaptación al desigual terreno del cerro. Adosado al castillo se localiza la sencilla y bonita ermita de Nuestra Señora de la Piedad. Una ermita encalada y no muy grande, en perfecta armonía con la fortaleza. 

La entrada al castillo nos pareció económica (2 euros por persona) y aunque el castillo no es muy grande, está cuidado. Coincidimos con varias excursiones que también iban a visitarlo. La visita al interior del castillo no es apta para personas con movilidad reducida ya que hay que subir elevadas escaleras de hierro. Dentro de las estancias habían algunas armaduras y unos pocos enseres para que pudieras hacerte una idea de cómo era la vida en un castillo medieval. Después de la visita a esta fortificación, seguimos descubriendo Cortegana.




No es sencillo pasear por Cortegana. Las fuertes pendientes están presentes en la mayor parte de su entramado urbano. Asimismo, si visitas esta localidad descubrirás que, además del castillo medieval y su ermita existen otros edificios de gran interés como la Casa Estrada (arquitectura singular de finales del siglo XIX), la Plaza de Toros construida en 1894 o el Gran Casino, de finales del XIX con un interior decorado con mosaicos de colores.

11 noviembre, 2022

Furnas, la seducción de lo insólito


Uno de los lugares más sorprendentes de la isla de São Miguel es la zona que rodea la población de Furnas. Sin duda, lo más espectacular es la Lagoa das Furnas. Esta gran laguna se formó tras colapsar el cráter de un volcán. Todavía existe gran constancia de su amplia actividad volcánica. Principalmente, puedes ver las fumarolas, las termas y las calderas.


Esta área de mayor actividad volcánica está en la parte norte de la laguna, la más cercana a la localidad de Furnas. Para poder observar sin dificultad el vapor caliente que emana del subsuelo, han habilitado unas pasarelas de madera que hacen el recorrido entre las calderas y las fumarolas, y que permite ver de cerca la insólita actividad volcánica. Desde este sector, se puede recorrer el sendero que bordea el lago y que llega hasta la zona del Jardim da Lagoa das Furnas y la Capilla Nossa Senhora das Vitórias (ruta PRC06). Nosotros sin embargo hicimos el recorrido en sentido contrario.


Furnas es un lugar tan hipnótico que lo visitamos en diversas ocasiones en diferentes días. Uno de ellos nos llovió temprano y no pudimos hacer excursiones. Así que, volvimos más tarde justo cuando salió el sol. Otro de esos días, lo dedicamos a ver la población de Furnas y el Parque Botánico Terra Nostra. Un lugar especial de una belleza que impresiona. Es colosal. Parece no tener fin. La entrada al parque cuesta 10 euros, pero bien vale ese precio, porque está protegido, muy cuidado y limpio. Puedes pasear entre la heterogénea vegetación y, antes o después, tomar un baño caliente en la piscina termal. La piscina termal es un gran espacio balneario al aire libre, con fuentes de agua ferruginosa que manan a 40 grados. El color de las aguas de la piscina termal es marrón, color café con leche y eso puede no parecer especialmente atractivo al principio, pero bañarse allí es un gustazo. Lo peor fue lo muy masificado que estaba, tanto la población como el propio Parque Terra Nostra.

     
     

Recorrer el sendero de la Lagoa das Furnas fue una de las actividades más sencillas y compensatorias que hicimos en la isla de São Miguel. No tiene ninguna dificultad hacerlo y además, el paisaje que rodea este enclave es deslumbrante. Sobre todo por la placidez misma del camino y por la visión de esos tupidos y vibrantes bosques que van desde la orilla a la cima de los montes. Eso sí, aquí también encontramos un buen número de viajeros, excursionistas y mochileros, pero no se notaba tanto como en el Parque Terra Nostra. Porque aquí las grandes dimensiones del espacio diluían la masificación. De hecho, un buen trecho lo recorrimos absolutamente solos.


En realidad, Furnas posee una gran oferta hotelera, tanto de pequeños alojamientos como de grandes hoteles. Uno de estos hoteles es el que da nombre al Parque Terra Nostra. Quizá su abundante oferta hotelera sea una de las razones de la gran afluencia de turistas en ese territorio de la isla. Otra de las razones posibles, es debida a las numerosas excursiones que se pueden realizar desde Furnas. Y por supuesto, tal vez, también se debe a la curiosidad que nos produce contemplar la actividad de las fumarolas y de las calderas y lo entretenido que resulta contemplar cómo emerge del interior de la tierra.