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Jerez de los Caballeros, cautivadora


Aparcamos sin dificultad, seguramente, porque no era temporada alta. De hecho, sólo nos cruzamos con un par de visitantes. La población estaba tranquila. El silencio imperaba a primera hora de la mañana. No nos imaginábamos las muchas cuestas y calles escarpadas que tenía Jerez de los Caballeros. Durante siglos, su localización la ha mantenido protegida. Sin duda, debió ser un enclave de difícil acceso, ya que se halla a unos 500 metros de altura. A sus pies, el valle del río Ardila. Hace siglos que su fértil vega facilitó la vida en esta área geográfica. De hecho, se sabe gracias a que existen vestigios arqueológicos que atestiguan la presencia humana. Lo leí en el blog de El Lobo Bobo en una entrada sobre el Dolmen de Toriñuelo. Este monumento funerario está a unos 3 kilómetros de Jerez de los Caballeros.


Lo primero que se divisa al llegar a la población son sus altas torres-campanarios que dominan el espacio vertical y sobresalen por encima de cualquier otra edificación. Entramos por una de las puertas de la muralla templaria: la Puerta de Burgos. Veníamos de Burguillos del Cerro y esta entrada es la que corresponde si llegas por el este. Antiguamente, Jerez de los Caballeros tenía 6 puertas de entrada a su recinto amurallado; en la actualidad, únicamente quedan dos, una de ellas por la que accedimos, la de Burgos y la otra es la llamada Puerta de la Villa.


La Torre de San Miguel Arcángel de 64 metros de altura y la de San Bartolomé situada en la zona de mayor altura de la villa rompen el techo visual de Jerez de los Caballeros. Su verticalidad impresiona y su delicada decoración, fascina. Puedes quedarte mucho tiempo admirando los detalles que ornamentan los campanarios. Entre las iglesias la de San Miguel Arcángel y la de San Bartolomé, existen dos edificios medievales que vale la pena visitar aunque solamente sea su exterior. Uno es el Hospital de Pobres y Transeúntes de San Bartolomé, pequeño edifico del siglo XV con una portada en piedra con arco apuntado. El otro es el antiguo Convento de Nuestra Señora de Gracia. Parecía que estuviese en remodelación, sin embargo se puede ver la portada gótica de su pequeña iglesia. 


La iglesia de San Bartolomé posee dos entradas. La principal, adosada al campanario no es muy grande. Se trata de una entrada con una puerta sencilla, con escalinata y con sus paredes exteriores ricamente ornamentadas con cerámica al estilo portugués en blanco y azul. Esta entrada da paso a un interior encalado con tres naves. La nave central con bóveda de cañón, las naves laterales con bóvedas de aristas. En ellas, se suceden distintas capillas con retablos barrocos. Lo más sobresaliente de esta iglesia es su alto campanario barroco. Está situada en una de las partes más altas de esta población, en una zona aparentemente tranquila. Mientras, la iglesia de San Miguel Arcángel se sitúa en el centro comercial de Jerez de los Caballeros, en la Plaza de España. Seguramente, esta céntrica localización genera mucha más animación, ya que hay bares, restaurantes y comercios.


Desde la iglesia de San Miguel Arcángel, pasamos por delante de la puerta de entrada a la Ermita del Cristo de la Vera Cruz -edificio del siglo XVII- y desde allí accedimos por una cuesta a la alcazaba o fortaleza que se halla edificada en otra de las colinas. Allí se establecieron los caballeros de la Orden Templaria o Orden del Templo. Los templarios amurallaron la fortaleza con un perímetro de 1.500 metros con altos muros con torres y cubos. Desde esta fortaleza las vistas son casi aéreas. No sólo puedes ver los campanarios de San Miguel Arcángel y San Bartolomé, también puedes disfrutar de una magnífica panorámica de la iglesia de Santa María de la Encarnación y ver el Ayuntamiento en su privilegiada ubicación, dentro de la fortaleza. No cabe duda de que dispone de un entorno muy bonito para trabajar. 


Después de ver la fortaleza, visitamos la iglesia barroca de Santa Catalina. Asentada en un apacible lugar, en una esquina de la plaza de Santa Catalina. La plaza está rodeada de encaladas casas de baja altura. 


Recomiendo visitar Jerez de los Caballeros y, si es posible, fuera de la temporada veraniega, para vivir su relajado ambiente y disfrutar de sus zigzagueantes callejuelas estrechas. Aunque, has de estar en forma para subir por esas empinadas calles.

Fregenal de la Sierra, descubrir sus secretos

La entrada a Fregenal de la Sierra desde Jerez de los Caballeros, decepciona. Sin embargo,  su centro histórico es emocionante, hermoso y supone la mejor representación de su pasado histórico.

Fregenal de la Sierra es una población muy bonita, con un gran patrimonio arquitectónico que le valió ser Bien de Interés Cultural (BIC) en 1991. Su importante patrimonio consta de iglesias, conventos, casas-palacio, castillo templario, ermitas y casas señoriales. Un inmenso activo que vale la pena mantener y restaurar. 


Durante siglos, esta población dependía del Reino de Sevilla, pero en 1833 pasó a formar parte de Extremadura. Cuenta con casi 5.000 habitantes. Se halla situada muy cerca de Portugal y lindante con Huelva, en una encrucijada de caminos, de ahí su alto valor estratégico y su importancia histórica y cultural. 


Nosotros, para conocerla aparcamos cerca del antiguo Convento de San Francisco. Edificio que se ha acondicionado para contener en su interior el Museo de Arte Contemporáneo de Fregenal (el MACF). Aconsejo la visita. 

Dando un paseo por la plaza de la Fuente Miranda y las calles, cuesta de Santa María, calle Nueva, Bravo Murillo y la calle Marqués de Riocabado, pasas junto a la Iglesia de los Jesuitas y por casas señoriales como la Casa de Marqués de Riocabado y la Casa de los Condes de Torrepilares.

       

Deambulando entre las callejuelas, del centro histórico, llegas a la plaza Llano de Santa Ana donde se localiza la Iglesia de Santa Ana y varias casas señoriales. En sentido contrario, bajando por la calle Marqués de Riocabado conectas con la pequeña calle Soto Mancera que da paso a la Plaza de la Constitución. Allí se localiza el Castillo de Fregenal, del siglo XIII. Castillo templario construido sobre los restos de otros edificios anteriores. Es una fortaleza integrada, asimilada dentro de la población. Su estructura amurallada queda confundida entre otros edificios adosados a ella, como la Iglesia de Santa María, del siglo XIII, y la Casa Parroquial. Con el paso de los siglos este castillo o fortaleza cambió su uso y a partir del siglo XVIII se construyó en su interior una Plaza de Toros y, más tarde, el Mercado de Abastos. Actualmente, en sus bajos se ubica la oficina de Turismo. Para entrar al castillo accedimos por las escaleras del interior de la misma oficina de Turismo. Nos quedamos impresionados por su singular arquitectura y sus nuevas dependencias. Un lugar especial, sorprendente  y bien mantenido. 

       

Fregenal de la Sierra tiene mucho, mucho que ofrecer. No pudimos visitar todo su patrimonio artístico en un solo viaje. Por ello, volvimos a disfrutar de Fregenal de la Sierra en dos ocasiones más. 

Tienen merecida fama los jamones y embutidos de Fregenal. De hecho, está rodeada de dehesas donde  los cerdos de raza ibérica comen, en libertad, sobre todo bellotas. Por esa razón, como aliciente añadido a nuestra cultural visita, compramos un excelente embutido en la carnicería Adame, en el paseo Pilarito. Altamente recomendable.