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20 marzo, 2020

Guadalajara, para descubrir

Guadalajara es una ciudad de tamaño medio que forma parte de la Comunidad de Castilla-La Mancha. Emplazada sobre una pequeña colina, su cercanía a Madrid la convierte en una ciudad muy interesante para jóvenes familias que trabajan en Madrid pero que quieren vivir un en lugar más tranquilo. La conexión por tren entre Guadalajara y Madrid es excelente. Así como por la autovía A2.


La calle Mayor es una de las más animadas de la ciudad. Está repleta de comercios, bares y restaurantes.  El ayuntamiento se localiza en la Plaza Mayor. Es una plaza concurrida. De planta y estructura cuadrada, con algunos edificios con los típicos soportales castellanos.

El urbanismo de la ciudad es un poco caótico, pero resulta una ciudad con calidad de vida y una buena alternativa para los que huyen de las ciudades populosas.




Existen un montón de edificios interesantes para visitar, como el espectacular Palacio del Infantado,  el Convento de la Piedad y Palacio de Antonio de Mendoza, el Palacio de Dávalos (actual Biblioteca Municipal), el Palacio de la Cotilla o el Panteón de la Condesa de la Vega del Pozo (que estaba en obras, con andamios, cuando hicimos la visita).

También , dispone de una rica arquitectura religiosa: Conjunto de San José, Iglesia de los Remedios, de la del Carmen, la de Santiago, al de San Francisco o la de San Nicolás. Además, de una intensa y elaborada arquitectura funeraria como la Capilla de Luis de Lucena o el Panteón de la Condesa de la Vega del Poz.



Desde hace siglos, estuvo habitada. En la Edad Media, en el siglo XV, se construyó uno de los edificios más emblemáticos de la ciudad: el Palacio de los Duques del Infantado.  Lo mandó construir el Duque de Mendoza.  Su arquitecto fue Juan Guas. Este toma cómo modelo diferentes esquemas y modelos utilizados tanto en la arquitectura oriental, como en la mudéjar o en el gótico europeo (sobre todo el del Renacimiento italiano).



Nos lo pasamos en grande visitando el famoso Palacio del Infantado y su museo. El exterior del edifico es impactante, aunque también lo es su interior, sobre todo el patio de los Leones, con una rica ornamentación en la que destacan los relieves de los leones y los grifos. Este gran patio impresiona mucho con los soportales góticos y  las paredes pintadas en color granate-cereza. 


El museo merece ser visitado, no solamente por ver las salas del palacio con sus frescos del siglo XVI y su rico artesanado. También para conocer su colección de arte sacro, tanto pictórico como escultórico y su sección de piezas arqueológicas. Vale mucho la pena, sobre todo si te gusta el arte.



Nuestro alojamiento en Guadalajara estaba muy cerca del Palacio del Infantado. El hotel AC Guadalajara. Un hotel correcto, bien situado y con un desayuno excelente.  Lo mejor sin dudarlo, su ubicación y los desayunos. Para repetir si volvemos a Guadalajara. 

Como aliciente añadido, cabe reseñar que desde Guadalajara puedes hacer un sinfín de excursiones. Una de ellas,  por ejemplo, a la afamada comarca de  la Alcarria. 

02 marzo, 2020

En la cima de Évora

Durante nuestra estancia en Évora fuimos a ver la Catedral y el templo de Diana varias veces. Es una zona que te atrae, sin saber muy bien la razón. La hipnótica imagen del templo quizá sea una de las razones. Además, no está muy lejos de nuestra cafetería preferida en Évora: Pastelaria Conventual Pão de Rala. Sus pasteles y dulces te transportan al paraíso. 


En la cima de Évora, en un lugar estratégico, se construyó la Catedral de N.S. da Assunção. La catedral, se la conoce como A Sé, es un edificio grande. Construido entre el siglo XIII y el XIV.  Es una obra de transición entre el románico y el gótico. Quizá lo que más nos impresionó de este edificio fue el poder ver lo que casi nunca puede verse de una iglesia: su tejado y su terraza. De hecho, entramos a la Catedral sobre todo porque queríamos ver Évora desde la Torre de la Catedral. Nuestra entrada de 3,50 euros nos servía para ver el claustro, la torre y el interior de la misma. Pasamos allí un buen rato. Hay mucho para ver. Sobre todo, interesantes detalles arquitectónicos que muchas veces pasan desapercibidos

 
 
 

Junto a esta catedral se localiza el Templo romano de Diana (se cree que este templo estaba dedicado al culto imperial y no a la diosa romana). Los capiteles de estilo corintio son de mármol de las canteras de Estremoz. Se reconstruyó en el siglo XIX. Antes estaba semi oculto por un torreón medieval. Al eliminar el torreón, quedó el edificio romano a la vista. El templo ocupa la antigua zona del foro romano. Se cree que fue construido entre el siglo I y II d.C. Es prácticamente un emblema para Évora. De hecho, es una forma de reivindicar la importancia de la ciudad desde la Antigüedad. Cerca de la Câmara Municipal de Évora existen también unas termas romanas. Por lo tanto, la impronta romana es evidente en Évora.

 
 

Este enclave del templo de Diana, con la rua 5 de Outubro, la praça do Sertório y la praça de Giraldo son los lugares en los que encontramos más turistas de toda Évora. Se concentran allí, principalmente, en el Miradouro do Jardim de Diana, por ser un lugar especial, por estar cerca de la zona más antigua de la ciudad y también por las vistas. Allí encuentras gente de todas las nacionalidades: japoneses, ingleses, franceses, chinos y sobre todo españoles. ¡Ah! y jubilados de todo el mundo.