Λιμάνι Γέρακα - Λακωνία -
Llegamos a Limin Ieraka, desde Poulithra, al mediodía, después de pasar por un puñado de sencillos, pequeños y rústicos pueblos como Peleta, Kremasti o Richea.
Limin Ieraka se halla a 20 kilómetros de Monemvasia, igual que nuestro alojamiento, y lo que en un principio pensamos que constituiría un inconveniente, ya que suponía coger inevitablemente el coche para desplazarse hasta Monemvasia, resultó ser la mejor opción.
La tranquilidad que se respira en Limin Ieraka no es fácil de encontrar.
Es un espacio natural intacto. Un pequeño fiordo que desemboca, a su finalización, en un extenso humedal en el cual en primavera puedes avistar gran cantidad de pájaros.
Cuando faltaba poco para llegar y nos encontrábamos ya cerca de nuestro destino, pensamos en lo duro que debía ser la vida allí. El aislamiento forzoso que deben sufrir en algunas épocas del año, porque según te acercas a la costa el paisaje cada vez era más abrupto y pedregoso. Con todo, es absolutamente colosal.
En este entorno, poco habitado, entiendes perfectamente la aparición de la mitología. Desde siempre el hombre ha buscado respuestas sobre aquello que no comprende. Por esa razón, sólo la tierra donde habitan los Titanes, los Clícopes y los dioses podría ser así. Un paisaje que hace pensar en el principio de la naturaleza. Un lugar en dónde humanos y dioses puedan cohabitar. Sólo los dioses han sido capaces de crear de la nada un espacio natural de estas características. La naturaleza por si sola no puede, debe estar ayudada por fuerzas superiores.
Esperábamos un lugar más lujoso, pero enseguida nos percatamos que el verdadero lujo era estar allí, en aquel entorno salvaje, rústico, duro y pacífico. Un lugar con cuatro casas y un pequeño puerto. En dónde todo respira y huele a mar. Un lugar que te transporta a las novelas de aventuras marinas, como La isla del Tesoro o Moby-Dick.
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