Limin Ierakas está situada a unos 20 kilómetros de Monemvasia. Desde nuestro alojamiento situado
en Limin Ierakas, tardábamos muy poco en llegar a Géfira, Monemvasia y a Pori
beach, mi playa preferida de esa área.
Decidimos ir a Monemvasia a las 9 de la mañana para evitar el tórrido sol de agosto. Aparcamos pasado el puente que une Géfira con Monemvasia, a mitad de camino entre una y la otra. Monemvasia es una imponente roca que sobresale del mar, como Gibraltar. Una península en forma de peñasco suspendido sobre el mar, como si flotase.
Entrar por la gran
puerta de entrada a Monemvasia es una experiencia increíble y absolutamente
gratificante. Incialmente circulas por un pequeña zona umbría, fresca y abovedada que
desemboca en intramuros. La experiencia emocional y sentitiva que sentimos al traspasar
las muralles y entrar en el laberíntico recorrido de las estrechas calles de la
fortaleza es indescriptible. Los colores terrosos, ocres y sienas de las casas,
con las buganvillas y la particular arquitectura de los edificios crean una
atmósfera difícil de olvidar, sobre todo por su sorprendente belleza.
No
te explicas cómo se ha podido mantener su estructura claramente medieval
durante siglos, prácticamente intacta. Nosotros estábamos tan felices de vivir
esta experiencia tan diferente que ni siquiera tuvimos calor y eso que
estábamos en agosto. Nos encantó Monemvasia.
Monemvasia representa una fortaleza única por su historia, por el estado de restauración y conservación que es estupendo (y por lo que pude observar, aún siguen los trabajos de restauración) y por la belleza del lugar no solo por su espectacular localización, sino además por la belleza de las iglesias, ermitas, mezquitas y palacios que aún existen en su interior. Antiguamente, se hallaba dividida en la ciudad alta (la más antigua y peor conservada) y la ciudad baja (en dónde se encuentran los edificios mejor restaurados).
Fue bizantina desde su fundación en el siglo VI dC hasta el siglo XIII. Famosa por la producción de vino de Malvasia y muy importante por su estratègica situación. Durante siglos, fue conquistada, deseada y saqueada por pirates árabes, por Roger de Llúria y su tropa almogávare, por venecianos, francos y otomanos.
La fortaleza está
custodiada por una puerta enorme de madera de higuera (que resiste al paso del
tiempo, a las inclemencias y que no se quema fácilmente), reforzada además con el
metal. El nombre de Monemvasia, en griego “mone
emvassia” significa puerta única y hace referencia precisamente a la entrada de la
forteleza.
Durante muchos
siglos, esta antigua fortaleza fue un importante centro cultural y artístico.
La parte inferior de la villa, la zona más cercana al mar, cuenta con estrechas callejuelas
llenas de tiendas de obras de arte, comercios, cafeterías y restaurantes. Se puede observar que han restaurados los mejores
edificios como alojamiento. Son pequeños hoteles, algunos de refinado diseño. Dormir en ellos supone una experiencia
histórica y sensorial que queda afianzada, fuertemente, en la memoria.
El área alrededor
de Monemvasia ofrece al visitante, muchas playas. Algunas de arena, como la
bonita playa de Pori, con tumbonas, parasoles, un chiringuito y restaurantes,
ideal para caminar, hacer deporte y nadar; y otras playas de rocas, pero siempre con el
agua limpia y transparente.
Al sur de Pori, pasado Géfira se halla la playa de Xifias, una playa larga y de arena, con aguas claras y cálidas. Otra playa es la de Kourkoula de camino al castillo. Está aislada del viento y no es muy grande.
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