Conviene destacar que en Corfú, la explosión del turismo de los años 70 y 80 generó dinero rápido. Se edificaron grandes edificios y los pequeños pueblos costeros quedaron divididos por la carretera. Así mismo, pequeños pueblos de interior no solamente quedaron cortados por la carretera, también perdieron su calma. Pan para hoy, pero puede llegar a ser hambre para mañana.
Seguramente, la bella Corfú, como otras muchas zonas costeras de Grecia, Italia o España, precisa un tipo de turista, menos invasivo y más amante de la naturaleza. Alguien que no busque tomar una pizza italiana a pie de playa o una hamburguesa. Que no lance colillas, botellas de plástico en los márgenes de la carretera o basura en la arena. Que disfrute y aprecie el buen pan, la miel, el queso o el excelente aceite de Corfú, por ejemplo. Visitantes que aprecien la frescura de las verduras y hortalizas que se cultivan en los valles de la isla. En resumen, alguien que aprecie la sencillez de esta isla mediterránea y la respete.
La carretera que bordea la costa, del sur de Corfú y que va desde la bahía de Alonaki hasta Pentati o la del nordeste que va desde Agros hasta Dafni o Liapades, es estrecha zigzagueante y en algunos tramos hasta muy peligrosa; no obstante te traslada al Corfú antiguo, antes del turismo de masas. Al Corfú auténtico, rural y sobre todo real. Discurre por trabajados campos de olivos, con huertos y gallinas y escarpados acantilados de vértigo dónde la pericia al volante y la poca velocidad son altamente aconsejables. La mayoría de las viviendas de esta zona están ocultas entre cuidados jardines. Jardines con albahacas, jazmines, geranios, rosas, caléndulas y altas parras que dan una buena sombra.
Sin tregua, las omnipresentes cigarras, las abejas, avispas y otros insectos voladores polinizan el entorno. Un premio a la vida con mayúsculas. Este Corfú convive a desgana con el otro Corfú más banal y turístico.
Es imposible de asimilar y de solucionar el tema de los desperdicios y basura que genera tal cantidad de visitantes. Igualmente, me temo que áreas menos turísticas de Corfú acaben como otras zonas de la isla: enladrillados.
Es imposible de asimilar y de solucionar el tema de los desperdicios y basura que genera tal cantidad de visitantes. Igualmente, me temo que áreas menos turísticas de Corfú acaben como otras zonas de la isla: enladrillados.
2 comentarios:
Los turistas no queremos turistas, ese es el dilema. Los gobiernos deben regular el turismo, limitarlo si hace falta. En Cádiz es un desastre el proceso de turistificación, como ya pasa en Málaga, Baleares o el centro de Sevilla o Barcelona.
Hola, Paco
Supongo que la misma climatología regulará el turismo. De todas formas, hay muchas maneras de viajar. Algunas son nefastas, otras enriquecen el entorno.
Saludos
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