Arraiolos se asienta en la colina más alta de un territorio bastante llano. Desde Évora por la N114 y la R379 no se tarda mucho en arribar hasta Arraiolos. La carretera es bastante buena y no tiene mucho tráfico.
Fuimos a Arraiolos atraídos por su fama. De hecho, las alfombras (tapetes) de Arraiolos son muy conocidos. Existe documentación de la fabricación artesanal de estas alfombras desde el siglo XV. Si quieres saber más o ver las colecciones de alfombras de Arraiolos acércate a ver su museo: Centro Interpretativo do Tapete de Arraiolos. Sus alfombras son mágicas.
Lo primero que ves al llegar a Arraiolos es la imponente muralla del Castillo y coronando la cima de este enclave: la Iglesia do Salvador (también conocida como N. S. do Castelo).
Es un Castillo-Palacio construido a principios del siglo XIV. La planta de la gran muralla este castillo tiene forma circular. De la muralla se mantiene la Porta da Vila y la Porta de Santarém.
También, se encuentran bien conservadas: la Torre del Homenaje y la Torre del Reloj. Del antiguo palacio solamente quedan restos de sus muros y alguna puerta con su arco medieval en piedra.
Para visitar el Castillo has de subir por unas inclinadas callejuelas o por una gran escalera. Desde las murallas la vista del Alentejo y de la ciudad son fantásticas. Dignas de ver, sobre todo si hace unos días tan despejados como nos hizo a nosotros.
Tras ver el castillo fuimos a la ciudad. Nos dimos cuenta rápidamente que la mayoría de calles tienen una fuerte pendiente. Bajarlas no está mal, pero subirlas cuesta bastante. Por esa razón nosotros subimos por la gran escalera que conduce a la Porta de Santarém y bajamos por las rua do Castelo hasta la plaza de la Cámara municipal. También tienen una fuerte pendiente la Travesa do Castelo y la rua do Quebra Costas o cualquiera perpendicular. Para pasear lo mejor son: la rua de Santo Condestável o el Largo Cap. José Cravidão o cualquier otra paralela a la muralla.
Arraiolos dispone de un gran centro histórico alrededor su castillo y una zona de nueva construcción con limpias urbanizaciones. En total viven allí unas 3.500 personas.
Visitamos Arraiolos dos veces. En ambas aprovechamos para comer en su excelente restaurante Alpendre. No le podemos poner ni una pega. Limpio, bonito, calidad y buen servicio. Para repetir otras dos veces más o las que hagan falta.
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