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Costa griega del noroeste, entre Preveza, Parga y Sivota

Para pasar la mayor parte de nuestras vacaciones veraniegas, este año elegimos una zona relativamente amplia cercana a Albania, en plena costa griega del mar Jónico.


La característica principal de este territorio es su espesa y variada vegetación que llega hasta el mismo borde de la costa. Llueve abundantemente en invierno y esa es una de las razones de la alta biodiversidad de este entorno y de la abundancia de ríos y riachuelos.


 
Las elevadas montañas de la Cordillera del Pindo forman una muralla rocosa. En esta peculiar región, tanto en invierno como en primavera, la brisa húmeda del mar se concentra e impregna toda la vegetación de rocío creando un rico hábitat natural.


Uno de los principales ríos es el Acheron o Aqueronte. Su estuario permite una variada agricultura y en su valle se cultiva, maíz, arroz, legumbres y una buena variedad de árboles frutales, sobre todo de melocotoneros.


Por aquí no hay grandes ciudades, si exceptuamos Preveza o Ioánnina. Los pueblos suelen ser pequeños y excepto Parga, no tienen mucho turismo. Parga, sí. Es una ciudad dedicada toda ella al turismo. Es bonita y colorista, con un ambiente bohemio de playa y con la posibilidad de hacer un montón de actividades de ocio relacionadas con el mar. Estas características atraen fuertemente al turismo, pero dado que nosotros huimos de las zonas masificadas, en Parga sólo estuvimos una tarde horrible de calor y elevada humedad. Con eso tuvimos suficiente. 


Llegamos  a nuestro destino, asombrados por la belleza de la naturaleza. Desde la carretera, podíamos ver la espesura de la vegetación. Una efervescencia de tonos verdes que nos daba la bienvenida a nuestro primer alojamiento.


No nos imaginábamos que tras ese manto verde de árboles se esconderían unas playas tan hermosas como bien preservadas. Algunas poseen ese aire rudo y salvaje tan característico de Grecia, pero la gran mayoría se han librado de la abusiva especulación inmobiliaria y se hallan libres de los omnipresentes kilómetros de ladrillos que afean la costa mediterránea y destruyen el entorno.


La mayor concentración de hoteles, apartamentos, hostales y resorts se encuentran localizados  en los alrededores de Preveza y en las poblaciones de Parga, Perdika y Sivota, dejando un montón de kilómetros de costa virgen de construcciones.


Algunas playas del Epiro, sufren del acoso constructor, como la playa de Arilla, pero aún no padecen de una fuerte edificación y el entorno se mantiene más o menos preservado y cuidado.

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