El hotel se localiza en la ladera de una colina que forma parte de la gran mole del Cabo de Xylis, en la bahia de Xylis.
Para llegar hasta el hotel has de superar la fuerte pendiente de la montaña, pero cuando atraviesas la entrada para llegar hasta la recepción del hotel, todo es calma.
La temperatura del aire acondicionado del hotel es la ideal para hacer un buen check in, mientras te ofrecen una bebida de bienvenida.
El sol sofocante del mes de agosto al mediodía impide pensar, pero ahí están los amables funcionarios del hotel que te acompañarán hasta tu habitación, mientras te explican el funcionamiento del hotel.
La suite era tipo apartamento, con cocina y una enorme terraza. Comodísima. La zona del salón-comedor estaba decorada con arriesgados toques de color en tonalidades verde pistacho, gris acero, azul pálido y blancos crudos y tostados.
Los colores de la habitación eran totalmente diferentes a los del salón, donde predominaban los tonos lilas y malvas. Era una habitación cómoda, perfectamente insonorizada e impoluta.
La continuación del suelo del salón llega hasta la amplia terraza y unifica visualmente todo el gran espacio de la suite. Las vistas desde la terraza ya merecen por sí solas la visita al hotel: son realmente espectaculares. Aún sin estas vistas el hotel es altamente recomendable.
La zona de la cocina estaba perfectamente integrada. Así como la nevera. Como detalle de bienvenida, en la nevera nos esperaba una fuente de fruta, agua, refrescos y un vino delicioso ganador del premio al vino blanco del 2014. Ideal para tomarlo fresquito mientras admirabas el paisaje de la bahía.
El hotel dispone de zona de spa, un pequeño espacio de fitness, servicio de habitación y restaurante, por cierto muy bueno. Cenamos allí bajo la luz de la luna y fue una experiencia inolvidable. La comida de calidad, bien presentada y con un atento y eficiente servicio de camareros.
También, hay una agradable piscina con zona de bar. Conectada a su vez a la cafetería interior. Ideal para refrescarte cuando regresas calurosa de la playa.
El entorno del hotel no puede ser más bello: altas montañas, el fértil valle de Asopos y Papadianika y la playa de Plitra a sus pies. Una excelente playa de arena, mejor que muchas otras que se llevan la fama.
Desde este cómodo y limpio hotel te plantas en una hora en la isla de Elafonisos. También a una hora está Monemvasia, Gerakas y Kyparissi. Desde aquí igualmente puedes llegar hasta el emplazamiento arqueológico de Mistras en menos de una hora y si te gusta bucear puedes ver la ciudad sumergida de Asopos.
Princess Kyniska Suites es un hotel que cumple con cualquier expectativa exigente. Es nuevo y confortable. Además, se integra en el entorno utilizando piedra, tonos ocres y un diseño que hace que el hotel se camufle en la montaña. Algo que, desde luego, es muy de agradecer.
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