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10 junio, 2021

El Santuario de Nekromateion, en el Epiro

Entre la ciudad de Preveza y Parga, en el fértil valle del río Aqueronte (traducido como el río del dolor), se localizan antiguos asentamientos. Uno de ellos se sitúa cerca de la localidad de Mesopotamos, pequeño pueblo cercano a la gran playa de Ammoudia. El río Aqueronte dio pie al culto de Hades, dios del inframundo, con su culto al oráculo de Nekromation. Los vivos iban en peregrinación para contactar con los difuntos. Actualmente, este valle y gran parte del río están canalizados, pero seguramente hace siglos debía ser un lugar pantanoso e insalubre, repleto de mosquitos.



A mediados del siglo XX, en 1958, el arqueólogo griego Dakaris realizó unas excavaciones en una loma cercana a Mesopotamos. Dichas excavaciones sacaron a la luz un valioso complejo del período helenístico de finales del siglo IV AC. La forma laberíntica de este complejo y sus múltiples estancias alentaron a Dakaris a interpretar este lugar como el Santuario de Nekromateion. Estos hallazgos se identificaron con el santuario que albergaba el oráculo de los muertos. Y aunque, existen estudios posteriores de estos hallazgos con una interpretación muy diferente a la de Dakaris, se mantiene la interpretación de éste.





El complejo de Nekromateion está vallado y como cualquier otro recinto arqueológico, como el de Delfos, Micenas o el de Epidauros, se abona una pequeña cantidad para verlo. No es muy grande, ni en tamaño ni en espectacularidad como son los de Epidauros, Delfos o el de Micenas, pero sin duda merece la pena visitarlo. Nosotros fuimos por la tarde y estaba cerrado, así que regresamos a la mañana siguiente. Su localización permite contemplar la fertilidad del terreno y la grandeza de las montañas que lo rodean: la del Tsoukka, Tourla o del Psili Koryfi. Así mismo, posibilita pasar un buen rato contemplando los vestigios arquitectónicos del pasado, con unos laberínticos muros de grandes piezas en roca talladas con formas que recuerdan a otras micénicas. También, puedes ver y visitar la pequeña iglesia (edificada siglos más tarde en este mismo lugar), además de disfrutar del recorrido circular entre árboles, ver del pequeño museo y las vasijas desparramadas entre diferentes estancias. Pero sobre todo lo demás, destaca el Palacio de Hades y Perséfone. Esta obra o construcción es un espacio subterráneo abovedado con 15 arcos perfectos y el suelo en roca viva. Se trata de una singular y gran galería curvada. Se cree que los peregrinos que visitaban este enclave, tras un ritual iniciático eran conducidos hasta la entrada al submundo, hasta esta gran sala profunda del subsuelo.





Después de la visita a Nekromateion, nos animamos a visitar de nuevo Efira y bañarnos en las aguas frías del río Aqueronte (aguas revitalizantes que apetecen en pleno agosto griego). Tras el baño en el río, acabamos el día sumergiéndonos en el mar Jónico, en concreto en la playa de Ammoudia. Después de bañarnos en el frío río Aqueronte, entre la espesura y la umbría de los árboles y helechos, el mar Jónico nos pareció templado, caliente, diría que hasta caribeño.

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