La estructura rectangular del edificio se abre hacia el
jardín y desde allí se distribuye en tres niveles. Los diferentes niveles están
decorados con fuentes barrocas. Es un jardín bucólico, tranquilo. Ideal para
deambular por él. También, para sentarse a pensar, leer con calma bajo la sombra de un árbol, contemplarlo o simplemente para hacer una parada.
A nosotros nos encantaba ir antes del atardecer y pasear por el jardín. La tranquilidad allí es absoluta.
Además, desde él se aprecia mejor la visión del Palácio de Vila Flor y también
del nuevo pabellón.
Me pareció genial la interrelación entre los dos edificios:
el nuevo, el Centro Cultural Vila Flor y el histórico, Palácio Vila Flor o
Quinta de Vila Flor (como también se le conoce). Desde luego, unificar sus usos
es todo un acierto y una estupenda recuperación arquitectónica para la ciudad.
En 1976, el Palacio y los jardines pasaron a manos
municipales y a lo largo de los años ha tenido diversos usos: como
conservatorio de música, como Universidad o como academia de Formación
Profesional. Hasta que se decidió incorporar el espacio del Palacio de Vila
Flor a un Centro Cultural que fuera un
referente para la ciudad de Guimarães.
Este Centro Cultural, exnovo, conocido
como Centro Cultural Vila Flor fue inaugurado en el año 2005. Proyectado para representaciones
de caracter cultural, está equipado con dos auditorios, salas de reuniones, zona de exposiciones, un
restaurante y un cafè concierto. La proyeccción del nuevo edificio se adapta
muy bien al espacio y al entorno barroco del Palácio de Vila Flor y sus jardines.
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