Una
de las expresiones de arte tradicional e industrial se localiza enfrente del centro
histórico de Guimarães considerado Patrimonio Cultural. Para dotar a la ciudad de
una verdadera memoria histórica se incorporan los antiguos secaderos de pieles
y las antiguas manufacturas y se les da un uso actual.
Se
recupera y restaura la zona llamado de “couros”. Es una verdadera recuperación
del antiguo entramado semi industrial de la ciudad. Si vais a Guimarães no
perderos la visita a la “zona de couros”. En muchas ciudades se han derribado todos los edificios y fábricas del siglo XIX, perdiéndose con ello una parte de
importante de nuestro pasado.
En particular, aconsejo
esta visita a las personas amantes del arte, la cultura, la arquitectura y la
historia. Es realmente interesante y de una belleza peculiar. Me encantó recorrer
la “zona de Couros” y ver el gran esfuerzo que ha realizado la ciudad para
recuperar su pasado y que forme parte del presente de Guimarães.
Ahora
un poquito de historia: el trabajo en piel y en cuero ya formaba parte de los oficios
tradicionales de esta zona geográfica. Existen evidencias claras de este oficio
desde la Edad Media. Aunque no fue hasta el siglo XIX y mitad del siglo XX cuando
creció y se desarrolló una verdadera manufactura de las pieles.
Las
pieles llegaban sobre todo de las antiguas colonias y era en la ciudad en donde
se trabajaban, se secaban, teñían y pulían para su venta.
El
proceso productivo cada vez iba mejor hasta que, poco a poco, en los años 60, la
manufactura de las pieles entró en declive por su evidente atraso tecnológico
(ya que se trataba de un proceso muy manual, sobre todo el del tinte). Además,
las condiciones de salubridad eran penosas (los curtidores teñían las
pieles descalzos), así que con el paso del tiempo se fueron abandonando totalmente estos oficios tradicionales.
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