El complejo hotelero se halla
construido en la ladera de una escarpada e inclinada colina. La entrada está un
poco escondida y, si no quieres pasártela, debes ir muy despacio una vez has dejado atrás la población de
Pela Melana y justo antes de Livadi.
La
entrada al parking tiene una fuerte
pendiente.
Desde luego, no es un alojamiento
recomendable para las personas con movilidad reducida ya que por la situación
inclinada del terreno las escaleras son inevitables y no son precisamente pocas.
Nuestra villa estaba cerca de la piscina. Resultaba muy cómodo
cuando llegabas cansada de pasar todo el día en la playa realizar una pequeña
parada en la piscina y darte un refrescante baño. Para después, sentarte en la hamaca de madera y contemplar
el mar. Mientras contemplabas el mar podías divisar perfectamente la isla de
Spetses y la pequeña isla vecina de Spetsopoula.
Nuestra habitación era grande y confortable. En realidad,
era un apartamento tipo villa con una cómoda cocina, aire acondicionado,
terraza con buenas vistas y un pequeño televisor que no encendimos ni una sola
vez. También, disponía de chimenea y calefacción con lo cual es fácil de
deducir que el hotel está abierto todo el año.
En
la cocina, como regalo de bienvenida, encontramos todo lo que se necesita para
hacer un buen desayuno. Además, en la nevera había agua embotellada, cervezas, refrescos y vino.
La paz allí es absoluta. Desde la terraza, mientras tomabas algo fresco para rebajar el calor, se contemplaba la pequeña bahía de paralia Livadi.
Por las noches, sólo oyes el
movimiento acompasado del mar. Por las
mañanas, te despiertas con el sonido constante de las cigarras y de los
pájaros.
Me gustó el alojamiento. Es un buen hotel. Tiene un
simpático aire rural, a pesar de hallarse situado a escasos metros del mar. En un principio, encontré
algo incómoda su localización ya que debías coger el coche si querías ir a
una playa, a comer a un restaurante o a pasear por algún pueblo de los
alrededores, pero después valoré mucho su ubicación intermedia, lo cual nos facilitaba hacer excursiones dirección norte, hacia Tyros y sus alrededores o al sur y ver Leonidio y Poulithra.
De los alrededores, nos gustó especialmente la localidad de Poulithra, que se halla a unos 25 kilómetros de nuestro alojamiento Apelon Tiritas.
La recepcionista o gerente es muy simpática y amable. Nos facilitó
algunas pistas interesantes de restaurantes, pueblos,
iglesias, monasterios, comercios y playas para visitar. Hablaba un buen inglés con lo cual era fácil entenderte dado que no sabemos hablar griego.
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