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26 noviembre, 2023

Teruel, tierra de contrastes

La provincia de Teruel reserva sorprendentes tesoros a los visitantes. Además de una buena cantidad de itinerarios para realizar, tanto en bicicleta como caminando, Teruel es diversa, rica en contrastes y riquezas rocosas. Una buena parte de su territorio es de relieve kárstico. Altas montañas y sierras escarpadas conforman el territorio turolense.


El Maestrazgo, el Matarraña y el Bajo Aragón son las comarcas que mejor conozco de Teruel. Lugares agrestes, poco conocidos y por esa misma razón, preservados. En algunas zonas, el extenso bosque de pinos, moteado por carrascas, inunda todo de tonalidades verdes. Aunque entre pinar y pinar se acomodan los almendros, los olivos o la viña.


En otros lugares, la pobreza del terreno se nutre de diferentes recursos, sobre todo ganaderos (granjas) o mineros. Un complejo hábitat en dónde la naturaleza resulta vencedora. Multitud de ríos, riachuelos, fuentes, manantiales transitan entre cañadas o barrancos y tierras bajas. Entre ellos el Matarraña, el río Algars, el Ulldemó, el Guadalope, el Guadalopillo, el Martín, el Bergantes, el Pitarque o el río Tastavins. En su mayoría desaguan en el Ebro, camino hacía el mar Mediterráneo.


Teruel es una provincia con poca densidad de población. Su escasa densidad ha sido la excusa perfecta para que empresas eléctricas planten altos molinos eólicos. Esta provincia está salpicada de aldeas y pueblos con pocos habitantes, en invierno. Sin embargo, en época estival su población se triplica. Los descendientes de muchos emigrantes que fueron en busca de nuevas oportunidades a Madrid, Barcelona, Zaragoza o Valencia regresan a sus casas familiares. 


Muchas casas se han rehabilitado. Antiguas vivienda no muy grandes en sillares de piedra, singulares, preservadas, rehabilitadas o bien conservadas dan cobijo y un respiro rural a los urbanitas que persiguen el silencio y el descanso.


Con todo, también existe una arquitectura más monumental tanto en poblaciones pequeñas como Ráfales, Belmonte de San José, La Fresneda, Mirambel, Iglesuela del Cid, Tronchón, Fuentespalda, Monroyo o Cretas como en otras localidades con mayor número de habitantes como Alcañiz, Albarracín, Mora de Rubielos, Valderrobres, Rubielos de Mora o Calaceite.


En Teruel se da una arquitectura popular, rural, sencilla y pragmática que convive con otra más palaciega o monumental tanto civil como religiosa. Ejemplo de ello, son el Castillo Calatravo de Alcañiz, el palacio Casa Ardid y el edificio del Palacio de Justicia, también en Alcañiz, el castillo-palacio de los Fernández de Heredia en Mora de Rubielos, el palacio de los marqueses de Villasegura o la de los Condes de Creixell en Rubielos de Mora, la Casa Consistorial de La Fresneda, el castillo-fortaleza de Valderrobres o la iglesia de la Asunción en Calaceite.

2 comentarios:

Paco Piniella dijo...

Sólo conozco la capital Teruel, en unas navidades con mucho, mucho frío. Y me gustó. Teruel existe !! pero hay más como veo en tu entrada. Habrá que volver.
Felices Fiestas
Paco

CarmeLa dijo...

Hola, Paco. En primavera el territorio del Matarraña y del Maestrazgo está en su esplendor. Es una tierra dura, pero llena de rincones entrañables. No conozco Teruel, capital, pero sí muchos pueblos muy bonitos de la provincia: Albarracín, Mirambel, Valderrobres, Beceite, La Fresneda, La Iglesuela del Cid, Calaceite, Cretas, Mora de Rubielos o Rubielos de Mora, entre otros. En general, son pueblos con poca población en invierno. Los inviernos son duros, allí.

¡Felices Fiestas, Paco y familia!
Saludos