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Afionas, en la cumbre


No sabía nada de la localidad de Afionas, en Corfú, pero una vez que la he visitado es difícil que pueda olvidarla.


Afionas es ese lugar que aparece en muchas fotos sobre lo más "representativo" de Grecia y que resulta más atractivo. Son las típicas fotos de reclamo de las agencias de viajes en las que aparece una pequeña casa encalada, bonita, con pequeñas ventanas con la madera pintada de azul y a sus pies macetas repletas de flores o de plantas aromáticas de vibrantes colores o buganvillas. Afionas es un pueblo de postal. Cuidado con esmero y limpio.


Afionas se asienta en lo alto de una montaña, entre la bahía de Arillas y la bahía de Agios Georgios Pagon. A sólo unos pocos metros de distancia, desde la parte más alta de esta villa, se pueden contemplar ambas bahías. No obstante, una de las claves de la gran afluencia de visitantes que tiene esta villa corfiota, es que desde Afionas se llega andando a una de las playas más inconfundibles y bonitas de ese lado de Corfú: la playa de Porto TimotiUn istmo con dos playas. Sin duda, ese es un gran reclamo turístico para la zona. Aunque el recorrido andando desde Afionas es de unos 500 metros, la vuelta se vuelve dura por el calor y por su continuo ascenso escarpado.


Afionas cuenta con un centro histórico, cercano a la iglesia de Agios Ioannis Prodromos, de estrechas callejuelas y casas encaladas, donde algunas las han pintado con intensos colores. Su estructura urbanística recuerda a un laberinto. En esta zona, existe un buen surtido de alojamientos y, sobre todo, buenos restaurantes. Unos orientados cara a la bahía de Agios Georgios, como Zeus Trone y Porto Timoti, y otros que dan al islote Karávi y a la playa de Arillas: 3 Brothers, Luuma, Panorama, Anemos y/o Canteen. Muchos visitantes acuden a cenar a Afionas y principalmente para ver sus explosivos atardeceres dorados, anaranjados y rojizos. Los atardeceres en Afionas también son de postal.


Nosotros llegamos a Afionas desde nuestro alojamiento en la playa de Agios Georgios Pagon. Todos los días en los que estuvimos alojamos en Agios Georgios, realizábamos el mismo ritual, por las tardes después de jornadas agotadoras en el mar jónico, cuando quedaba más o menos una hora o dos para la puesta de sol, nos quitábamos los empapados bañadores y nos vestíamos para coger el coche y llegar en unos minutos a Afionas para disfrutar cómo el sol se escondía tras las siluetas de las islas Diapontias. Una imagen difícil de olvidar y altamente relajante.

2 comentarios:

Paco Piniella dijo...

¡Las Jónicas! qué bonitas, tengo pendientes esas islas. Bueno todos tenemos pendientes tantos destinos. Saludos blogueros.

CarmeLa dijo...

Hola, Paco.

Tienes razón todos tenemos viajes pendientes. La vida ya es un viaje y no tan largo...
Saludos