Hemos ido tres veces a Parga. En las dos primeras salimos huyendo. Fueron unas visitas fugaces. Encontramos kilométricas colas de vehículos para llegar al centro de la población. Sin embargo, llegamos a aparcar bien, en un parking privado. No queríamos dar más vueltas.
Las dos primeras veces se nos hizo de noche mientras paseábamos por el abarrotado centro de la ciudad. Era agobiante. En esta ocasión decidimos ir a primera hora de la mañana. Además, al estar cerradas las fronteras del norte de Grecia, contábamos con que no habría tantos turistas de los Balcanes como suele haber por esta área. No nos equivocamos.
El Epiro tiene playas paradisíacas que atraen a sus vecinos del norte. También, a italianos, holandeses y alemanes. Este verano 2020 fue un verano extraño, diferente. No había tantos viajes programados y la población tenía una rara sensación por dejar sus casas.
Parga estaba irreconocible. Serena, tranquila, sin aglomeraciones. Seguramente, la mayoría de los hoteles estaban al completo, pero a esa hora de la mañana, casi no lo parecía.
En el lugar más estratégico de Parga, sobre una colina a pie de mar, los venecianos construyeron una fortaleza para repeler los continuos ataques por mar y tierra que sufría la zona. Parga se desparrama desde los muros de esa fortaleza hasta el mar.
La población se extiende como en un anfiteatro. Como Cudillero, pero mucho más grande. Aunque, de la misma manera que allí con las casas que miran al mar. Se le parece, pero Cudillero es más diminuto y Parga más colorista y oriental.
Sus callejuelas estrechas y sinuosas están repletas de macetas con flores y comercios de todo tipo. El paseo Anexartisias estaba vacío, aunque las tabernas y los restaurantes empezaban a abrir sus puertas. Desde la zona de Grigoriou Lambraki uno tiene una perspectiva diferente del puerto de Parga.
En el puerto, salen barcos a las playas de Lichnos y Sarankiniko y a las islas de Paxos y Antipaxos. En la parte opuesta al puerto, unos islotes que parecen mogotes cierran la playa de Kryoneri, la playa urbana de la ciudad. En uno de estos islotes, en Panagia, hay dos pequeñas capillas. Te puedes acercarte a ellas, simplemente nadando.
Mientras Parga empezaba a despertarse y tras darnos un refrescante baño, partimos dirección sur, hacia la bonita playa de Lichnos.
3 comentarios:
No había oído nunca hablar de Parga, solo he estado en Atenas y Mykonos, veo que cuando nos dejen debo volver a Grecia porque tiene un montón de sitios que merecen la pena. Saludos viajeros.
Hola, Raúl y gracias por la visita.
Sí, Grecia tiene un montón de sitios interesantes. He ido muchas veces a Grecia, pero lo que son las cosas, nunca he estado en Atenas ni en las islas más famosas de Grecia: Mikonos o Santorini. Empecé con Creta y de ahí al Peloponeso, después llegó el Epiro y parte de la Grecia continental y ahora mismo espero ir a Grecia muchos años más.
España está muy bien, muy bien para hacer turismo, pero no tiene ese aire años 60 que tienen algunos lugares de Grecia. Dónde la gente te saluda al pasar. Es generosa y amable y tienen interés por conocerte. Esto casi se ha perdido aquí.
He consultado tu blog y me ha gustado. Especialmente el apartado "reflexiones". Aún, queda mucho que decir y opinar en tu entrada: el Turismo ha muerto, viva el Turismo.
Saludos
Muchas gracias por tus palabras, sin duda me falta por conocer esa Grecia, menos influenciada por el turismo y más cercana al viajero que comentas, te seguiré, buen fin de semana, saludos viajeros.
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