Brihuega es una población de la comarca de la Alcarria que se ha hecho famosa por sus campos de lavanda. La floración de esta planta es en el mes de julio, si vas fuera de esa fecha no verás nada.
No obstante, si te gusta la naturaleza y pasear por el campo en Brihuega hay un sendero casi paralelo a la vega y al río Tajuña. Se le conoce como la ruta de los Quejigares. Este sendero o ruta empieza al final del paseo de la Fábrica. Es una ruta bonita. Discurre entre campos de olivos, huertos, fuentes y llega hasta la diminuta población de Villaviciosa de Tajuña. El paisaje es precioso. Eso sí, en alguna parte de este sendero hay bastantes casas, corrales y perros ladrando y verás algún caballo suelto pastando.
La entrada a Brihuega no es muy atrayente. El urbanismo de la población es un poco confuso. Hay casas de arquitectura interesante al lado de otras que son las típicas del boom del ladrillo (sin ningún interés).
Lo mejor y más impresionante de Brihuega sin dudarlo es la zona del Castillo de la Peña Bermeja y sus alrededores, así como la muralla y las iglesias de Santa María de la Peña, la de San Felipe y la de San Miguel, la bonita Puerta de la Guía, el Arco de Cozagón y la Fábrica de Paños. El parque del Molinillo cerca del castillo es agradable y tiene un mirador con buenas vistas al valle.
Hay un museo de miniaturas situado en el interior del Convento de San José, pero ese día estaba cerrado. También, una cueva subterránea en la Plaza del Coso, mas también estaba cerrada.
Para mi fue una decepción la Plaza del Coso. Me la esperaba mejor conservada.
Brihuega está relativamente cerca de Torija, Hita y de Sigüenza. Es interesante hacer un recorrido circular por estas poblaciones. O puedes tenerlo en cuenta para otra ocasión. Vale la pena visitar estas poblaciones.
Dormimos en el hotel Spa Niwa, es un gran chalet de nueva construcción que dispone de una zona de spa, muy bonita, grande y agradable. Sin embargo, la decoración de las habitaciones era un poco impersonal. La temperatura en la habitación era excesivamente calurosa aunque fuese invierno y tampoco podíamos regularla. Además, nos tocó una habitación encima de la caldera de la piscina que hacía tanto ruido que no pegamos ojo en toda la noche. Eso sí, el desayuno estuvo muy bien. Así que nuestra experiencia en Brihuega fue una de cal y otra de arena.
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