Nos alojamos en la Playa Langosta, en Tamarindo, en el Cala Luna.
Entonces era muy buena opción de alojamiento, de lo mejor que había.
Hay playas cerca con estructuras hoteleras más grandes, como el hotel Barceló Langosta Beach, pero buscamos un alojamiento más pequeño.
Las playas de la zona dan un poco de miedo por las corrientes marinas y las rocas, y excepto en algunas playas más tranquilas como la Conchal. Poder nadar por allí era complicado.
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