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Isla Armona, la frágil belleza


Desde Olhão sabíamos que podíamos emprender bastantes excursiones, pero 4 días no dan para mucho. Sobre todo si quieres disfrutar del mar, de la naturaleza y si pretendes por encima de todo desconectar de verdad. Ya hacía tiempo que tenía ganas de conocer el Algarve. En nuestros viajes al Alentejo, en varias ocasiones estuvimos tentados de viajar más al sur, pero el limitado tiempo disponible por obligaciones laborales nos lo impidió.


A finales de septiembre, disponía de unos días libres y los utilicé para ir a Olhão. En el blog "Mil sitios tan bonitos como Cádiz" había leído que Olhão era una población tranquila, pesquera, menos masificada que Faro o Tavira y que contaba con un bonito puerto desde el que salen los barcos que hacen la ruta por el Parque Natural de la Ría Formosa. No me tuvieron que decir nada más. Decidí ir para allí de cabeza.

Ya instalados en Olhao, nos informamos de los horarios de los barcos o ferries que cubrían el trayecto tanto a la isla de Armona como a la isla de Culatra. Nos pareció mucho más interesante visitar la isla de Armona dado que el recorrido se hace en apenas un cuarto de hora. Así no pierdes tanto el tiempo, con mayor motivo si ya no es verano y la luz del día cada día se va acortando poco a poco.


El primer día que llegamos a Armona había un concierto en directo en la mismísima playa. La música tapaba cualquier otro sonido y la gente bailaba alegre y seguía las canciones con pasión. Nos pareció un lugar mágico, lleno de encanto y de buenas vibraciones. Buen rollo. El tiempo se nos echó encima. El último ferry salía del puerto de Armona a las 19:15h. Lo cogimos a la carrera y regresamos a Olhão cuando ya estaba anocheciendo.


A la mañana siguiente, solamente queríamos volver a la isla Armona. Nos fascinó. Es una isla con grandes arenales cubiertos de vegetación típica de dunas, con zonas de pinares sobre todo dónde se suceden pequeñas casas de veraneo. En Armona, hay varias playas para visitar. Depende si quieres andar mucho o si prefieres quedarte cerca de las tabernas y del puerto. También de si llevas sombrilla o no, o si te inclinas por estar en las áreas más salvajes de la isla o te apetece más una playa habilitada con sombrillas, duchas, vigilancia y chiringuitos.


En todo caso, el mar lucía tranquilo, los días eran soleados, casi veraniegos, y el agua del mar y de la ría no estaba especialmente fría. Tenía una temperatura ideal para un baño refrescante.


Nos gustó tanto ilha Armona que volvimos a esta isla casi todos los días de nuestra estancia en el Algarve. Excepto el último día que lo pasamos en la playa de Fuseta. Quedamos en volver otra vez porque cuando nos gusta un lugar nos encanta repetirlo y profundizar en él, hasta convertirlo en un lugar familiar.

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