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Almonaster la Real, la esencia de la emoción

En nuestro periplo por los castillos de Extremadura y Andalucía, después de visitar el Castillo de Cortegana decidimos ir a Almonaster la Real. En realidad, no son muchos kilómetros y aprovechamos esa ruta para hacer una parada en Jabugo, ya que teníamos que pasar necesariamente por allí.


Almonaster la Real fue la mayor sorpresa del viaje. Es un pueblo muy bonito y humilde. Se asienta sobre un terreno escarpado y fértil, en la Sierra Norte de Huelva. Está cuidado y limpio. El empedrado de sus calles, el encalado de sus casas, todo en Almonester sirve de inspiración de cómo se debe cuidar el patrimonio. Sus alrededores son igualmente inspiradores. Su enclave es pura fotogenia.


Aunque, fuimos principalmente para ver los edificios más emblemáticos de Almonaster la Real, la iglesia-mezquita y su plaza de toros, también tiene mucho más que disfrutar. No hay que perderse la Iglesia de San Martín y sus alrededores, situada en un barrio cuidado, con un empedrado precioso. Asimismo, merece mucho la pena visitar la zona del Ayuntamiento, el barrio que lo rodea y la Ermita de la Trinidad. Una pequeña ermita muy colorista.




Llegar hasta la Iglesia-mezquita y a la plaza de toros resulta sencillo. A pesar de que ambos edificios se ubican en la cima de un cerro, las pendientes para arribar a ellos no son muy pronunciadas. Se llega en un momento. Se accede desde la calle Llana o por la calle el Pino hasta la calle del Castillo. También, existe la posibilidad de bordear la muralla y pasar por el antiguo burgo adosado al exterior de las murallas.

     

Este edificio singular de la iglesia mezquita (se le conoce como la mezquita de Al-Munastyr) se construyó sobre uno anterior de época romana, más tarde reutilizado como iglesia visigoda. Eso se aprecia no solamente en el espacio del interior, también en la reutilización de capiteles romanos y visigóticos. Este espacio recogido es perfecto para la meditación y la oración. Los bonitos capiteles reutilizados son o bien de piedra o bien de fino mármol. Es meritoria la buena restauración y conservación de la iglesia-mezquita. Entre el siglo XV y el XVI se le añadió el campanario y el porche. Interesante y preciosa es la zona de la shan o patio descubierto, que se usaba para realizar las abluciones cuando era mezquita omeya.



El edificio ha tenido la virtud de la transformación a lo largo de los siglos y aún ahora tiene la capacidad de emocionarnos con su bella sencillez.

2 comentarios:

Paco Piniella dijo...

Pequeños pueblos, grandes descubrimientos.
Sin duda España tiene tanto que ver.
Saludos blogueros

CarmeLa dijo...

Hola, Paco, sin dudarlo. Muchos pequeños pueblos del interior esconden grandes tesoros.
Saludos