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05 junio, 2022

Hita y el Libro del Buen Amor


Sobre los campos que rodean Hita, el sol teñía de naranja y albero la tierra. Era una tarde plácida de esas que invitan a una siesta. Nosotros, sin embargo, decidimos que era mejor conocer Hita. La temperatura era ideal, ni frío ni calor, y eso que era pleno invierno. Aparcamos en el parking señalizado que se sitúa a los pies de la entrada a Hita. La población se asienta sobre un cerro, con forma picuda o de cono.



Decidirnos a conocer Hita, fue una excelente idea. Es un lugar pequeño, recogido y peculiar. Con construcciones y elementos de época medieval. Un buen ejemplo son las casas-cuevas o bodegas que se excavaron en la colina en donde se asienta la población y de las que se conservan aún, una buena cantidad. En el pasado, muchas sirvieron de alojamiento o también de bodegas para conservar alimentos y vino. Visitarlas te sorprenderá.



Una pronunciada cuesta nos condujo hasta la entrada de la muralla. Muralla que fue mandada edificar en el siglo XV por orden del Marqués de Santillana. La muralla está desigualmente conservada. En algunos tramos se mantiene en pie, con sus torres de planta circular. De otros tramos, de la muralla, en cambio, solo quedan unas cuantas piedras.


De las cuatro entradas a la villa, únicamente se conserva muy restaurada y reconstruida la de la puerta principal, la denominada Puerta de Santa María. Desde ella, se entra en el recinto amurallado y se accede a la plaza principal, conocida como Plaza Mayor o del Arcipreste de Hita. En esta plaza, aún se conservan casas con sus bajos porticados, sostenidos por columnas de madera. Algunos edificios mantienen la mampostería a la vista. Ambos elementos, los bajos porticados y la mampostería, son típicos de la arquitectura popular de esta zona y también se pueden ver en Torija y en Brihuega.


En la plaza, verás escrito en algún muro o pared estrofas, cántigas o frases que aparecen en el Libro del Buen Amor, también conocido como el Libro del Arcipreste de Hita. De hecho, justo cuando traspasas la puerta de entrada han colocado un panel labrado en mármol con una cántiga del Libro del Buen Amor.


En Hita, se respiraba paz. Mientras deambulamos por las empinadas calles, llegamos al museo del Arcipreste de Hita, aunque estaba cerrado. En esas fechas, la pandemia había trastocado el aforo, la apertura y el horario de muchos museos e iglesias.



Cerca del museo, justo al lado, se encuentran las ruinas de la iglesia de San Pedro. El edificio fue destruido durante la guerra civil española. Un lugar singular y mágico. Unas cuantas paredes, arcos y bóvedas semidestruídas sirven de decorado o fondo para recordarnos los horrores de la guerra. Actualmente, estos peculiares restos acogen conciertos y otros actos culturales. Se le da utilidad y uso. Veo importantísimo conservar o acomodar los restos del patrimonio a fin de que puedan ayudarnos como memoria de nuestro pasado.


Mientras paseábamos por las calles de Hita, el silencio era sobrecogedor. Seguramente, la mayoría de personas sí estaban cumpliendo con el ritual de la siesta. Desde las ruinas de la Iglesia de San Pedro, seguimos el recorrido señalizado hasta la Iglesia de San Juan Bautista. Las mejores vistas del paisaje del valle del río Badiel, sin lugar a dudas, se obtienen desde la entrada a la Iglesia de San Juan Bautista (no pudimos entrar dado que estaba cerrada). Se trata de una visión panorámica y casi aérea del valle. Quedamos impresionados por las imágenes que se atisban del paisaje circundante. Puedes contemplar la belleza de los campos de cereales y a bandadas de pájaros planeando, con un vuelo acompasado y rítmico.


Fue, en definitiva, una tarde hermosa y armónica. Conservo un buen recuerdo de Hita.

2 comentarios:

Paco Piniella dijo...

Lugar desconocido para mí, com siempre digo a veces visitamos lugares muy lejanos y dejamos de ver la riqueza de nuestro país.

CarmeLa dijo...

Hola, Paco
Gracias por tu visita. Sí, en esta zona hay varios lugares interesantes, para hacer una parada, sin conducir muchos kilómetros: Hita, Brihuega, Torija y no muy lejos, Pelegrina y Sigüenza. Aunque, ya sé que conoces Sigüenza porque leí en tu blog tu útil entrada sobre Sigüenza y su Parador. La consulté antes de viajar allí.
Saludos