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Paralia Agia Anna, la hospitalidad y el relax


Camino hacia nuestro primer destino en Evia, la playa de Agia Anna (Agali), la carretera que transita entre las poblaciones de Prokopi y Mantudi, dirección a Edipsos, discurre por ancestrales bosques verdes brillantes. Vibrantes. Frondosos, con altos pinos, abetos, arces, laureles, cipreses, algarrobos, esbeltos olivos, tamariscos o higueras. Un concierto campestre.


Paralia Agia Anna, es una playa espectacular, salvaje y auténtica. Una playa larga, con forma de media luna. Una parte está más urbanizada que otra. Hacia el sur, la playa no presenta prácticamente construcciones de ningún tipo. Solamente, dunas costeras de tierra y arena, salpicadas por verdes plantas que sirven como barrera para el viento y que ayudan a facilitar la acumulación de la arena. De esta forma, se mantiene una óptima regeneración de las dunas, unos ecosistemas frágiles. Altas montañas rodean este enclave proporcionando una panorámica especialmente única.


Fue una experiencia gratificante contemplar, durante los seis días de nuestra permanencia por esa zona, una biodiversidad como la que pudimos ver antes del incendio. Desgraciadamente, también fue una experiencia, en este caso negativa y muy triste, vivir lo destructivo que resulta el fuego. En el norte de Evia, las pérdidas han sido enormes. El medio de vida agrícola y ganadero, así como todo lo relacionado con el turismo ha quedado tocado de muerte. En la isla, muchas familias dependen del turismo y también de su rica agricultura y ganadería.




Antes del incendio, durante nuestra estancia en Agia Anna, realizamos numerosas excursiones y siempre nos emocionaba contemplar su maravilloso paisaje. Visitamos la playa de Pilio, de Melissi, Achaldi (Fragkaki), Kotsikias, RodakiVasilikia y la de Agios Nikolaos en Ellenika. Todas ellas fantásticas y rodeadas de zonas boscosas. La temperatura en esos días pasaba de los 40 grados. Con ese calor, sobre todo buscábamos una sombra y estar en el agua. Por las mañanas, nos gustaba nadar en una vecina playa a Agia Anna, Fragkaki. Una carretera estrecha conducía desde Agia Anna, pasando por las pequeñas playas de Sarakiniko, Agios Vasileios y Melissi, hasta la bonita y tranquila playa de arena y pequeños guijarros de Achladi (Fragkaki).



Nos alojamos en el hotel Verano Apartments. Un alojamiento de nueva construcción muy cerquita de la playa. Bonito, cómodo, limpio, práctico, con una amplia terraza. Para repetir. Nos gustó mucho. Se podía ir andando hasta el paseo paralelo al mar. Fue divertido recorrer este paseo y tomar algo en uno de los muchos restaurantes que hay a pie de playa. Es una gran playa, pero sobre todo es una playa familiar. A última hora de la tarde, se llenaba de jóvenes que se acercaban a practicar cualquier tipo de deporte: voleibol, palas, paddle surf, kayak o fútbol. Cuando el sol se ponía, el paseo se llenaba de gente que iba a cenar y después a caminar un poco, dado que por las noches la temperatura bajaba algunos grados y resultaba muy agradable vagar bajo las estrellas.




La traumática experiencia de ver un gran incendio, me hace reflexionar en que debemos tomar conciencia de la importancia, ineludible, del cuidado de nuestros bosques. Son nuestro presente y nuestro futuro. Seguramente, hace muchos, muchos siglos, Grecia y otros países mediterráneos debían ser unos vergeles. Bosques infinitos que las altas temperaturas, el descuido y el abandono de los bosques y las tierras, la mano del hombre, la codicia, la sobreexplotación y otras muchas causas acabaron poco a poco con esas extensas arboledas. Una floresta rica y variada de la que cada vez queda menos constancia.

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