La provincia de Castellón es muy montañosa. En pocos kilómetros de distancia se ubican distintos Parques Naturales de una gran biodiversidad tales como la Sierra de Espadán que se halla enfrente de la Sierra Calderona o el Desierto de las Palmas junto a la Sierra de Irta o el Peñagolosa, no muy lejos de la Tenencia de Benifasar. También tiene zonas que forman parte de la Red Natura 2000 como el Alto Maestrazgo, el Alto Palancia y el Alto Mijares dentro de estos Parques Naturales.
Nuestra estancia en Vilafamés nos servía como puerta de entrada al interior de Castellón. Por consiguiente, nos facilitaba el hacer interesantes excursiones por los montes del interior. Decidimos acercarnos hasta la Sierra de Espadán y conocer Ayódar y Las Fuentes de Ayódar.
Por su localización en plena Sierra de Espadán, nos decantamos por comenzar nuestras excursiones por los alrededores de las Fuentes de Ayódar.
Las Fuentes de Ayódar es una pequeñísima población de la Mancomunidad de Espadán-Mijares que pertenece a la comarca castellonense del Alto Mijares.
Se halla a unos 500 metros de altitud entre montañas de la Sierra de Espadán. Su relieve por lo tanto es escarpado y con una tupida masa de bosque de pinos, alcornoques y encinas. El pueblo se extiende en la ladera de una de las montañas del desfiladero y a sus pies está el río Chico. A ambos lados del río y en la zona más cercana al pueblo se extienden las fértiles huertas.
En esta zona se reúnen una gran cantidad de fuentes de ahí su nombre. Entre ellas están: la Fuente de la Masá, la Fuente de los Chorricos, la Fuente del Río, la Fuente del Zuro, la Fuente de la Paciencia y la Fuente del Cañar.
También, cuenta con un buen número de senderos para hacer excursiones. De hecho, la carretera asfaltada acaba en la misma población. Por ejemplo, si quieres ir hasta Cirat, debes ir andando, porque con coche no es posible. Tendrías que volver por la misma carretera por la que has llegado.
En el pueblo hay algunos alojamientos y un hotel con un buen restaurante. El hotel restaurante se llama Viñas Viejas y se llena de moteros que llegan hasta allí para recorrer esta emocionante ruta, porque la carretera es serpenteante y el paisaje entretenido. Además, comer aquí supone una grata recompensa al esfuerzo del viaje.
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