Llegamos al hotel Inatel Cerveira bajo una lluvia intensa. Nos atendieron rápidamente y pudimos ducharnos y secarnos para ir a ver la ciudad de Vila Nova de Cerveira.
El hotel está situado en una zona campestre, muy cerca de la ciudad. Se puede ir andando sin ninguna dificultad. Su localización es perfecta para la persona que huye del bullicio. Está en una zona semirrural, al lado mismo del río Minho y de las famosas ecopistas. Si te gusta caminar y hace buen tiempo, el paseo hasta Vila Nova de Cerveira es muy agradable de hacer. Como nos gusta caminar, fuimos andando pese a la constante amenaza de lluvia.
La habitación que nos dieron estaba en la segunda planta orientada al río Minho. Las vistas desde la ventana eran bonitas, aunque la lluvia daba un aspecto bucólico a la amplia panorámica del paisaje.
La habitación era de un tamaño correcto para una pareja. Una habitación como muchas otras de otros hoteles, pero era francamente confortable.
El hotel es de tamaño grande. Cuando nos alojamos allí, poquísimas habitaciones estaban ocupadas. Los primeros días sólo estuvimos alojadas allí unas quince personas. ¡Imaginaros un hotel grande, solo para muy pocos! Tranquilo hasta decir basta. Relajante. Supongo que no será tan tranquilo cuando tenga una alta ocupación.
El desayuno no era nada del otro mundo, pero podías hacerte unas tostadas con mantequilla y mermelada, tomar un poco de queso o algún yogurt. Suficiente para ponerte en marcha y visitar los interesantes alrededores de Vila Nova de Cerveira.
El hotel dispone de una pequeña sala con distintas máquinas para hacer deporte, una zona de recreo, un espacio infantil y por lo que pudimos ver unas pistas, una gran zona de parquing y dos piscinas en uno de los lados del edificio. Es un hotel tranquilo para ir en pareja en invierno o fuera de temporada y cómodo para ir en familia en temporada alta. Así es como lo vi yo.
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