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Caminha marítima

Cómo el tamaño de la ciudad de Caminha no es considerable, puede recorrerse con calma en un par de horas. Es en ese preciso momento, mientras deambulas por sus calles, que adviertes que Caminha tiene algo que subyuga rápidamente al visitante y es ese aspecto marinero que respira la ciudad. Caminha se halla entre el río y el mar. El agua es su elemento.



Las más hermosas edificaciones del centro histórico se encuentran en las pequeñas callejuelas de intramuros, cercanas al río. Algunas de estas edificaciones mantienen en sus fachadas los tradicionales sillares de piedra, otras se han recubierto de coloristas azulejos, tan típicos portugueses.


La Igreja Matriz se localiza próxima al río Miño, le separa del río una carretera y unas murallas bien conservadas. Las callejuelas que rodean a la Igreja Matriz son las más auténticas de toda la ciudad. Pequeñas casas de piedra, con ventanas y puertas de madera pintadas de colores, al estilo de las casas de los antiguos pescadores.

 
    

La Praça Conselheiro Silva Torres es el corazón que late con fuerza de la ciudad. Todo y todos pasan por ahí, en algún momento del día. Cuando hace buen tiempo, la plaza se llena de animadas terrazas.
La Torre do Relógio, la Igreja da Misericórdia, cafeterías, bares, restaurantes, pequeños comercios y una farmacia rodean la plaza y la fuente renacentista, Chafariz.


Detrás de esta plaza en el punto más cercano al río Minho está situado el mercado municipal. Los miércoles se ponen los vendedores ambulantes a ofrecer sus mercancías: fruta, verdura, ropa, calzado, cerámica, embutidos, quesos y pan. No hay que perdérselo. No es extenso, pero es divertido.

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