Al llegar a Cala Boix, aparcamos sin dificultad bajo la sombra de un árbol. Al viajar fuera de temporada, el aparcamiento estaba prácticamente vacio.
La playa es de arena gris y fina. Se halla rodeada de acantilados con los omnipresentes pinos mediterráneos. Aparentemente, no tiene grandes edificaciones visibles desde la playa.
Para llegar a ella has de bajar unas empinadas y peligrosas escaleras que no son nada aconsejables para personas con movilidad reducida. Bien es verdad que la dificultad para llegar hasta ella la dota de cierto encanto.
La playa no es profunda y uno debe adentrarse mucho en el agua para que le llegue a cubrir. Sobre rocas y arena, han construido un típico chiringuito de madera.
En la misma playa, también puedes alquilar hamacas y parasoles.
Antes de bajar por las escaleras que conducen a la playa, justo en la parte superior de la del acantilado, se hallan situados varios restaurantes de pescados y de mariscos y un hostal. Todos ellos rodeados de la más absoluta tranquilidad.
En la misma playa, también puedes alquilar hamacas y parasoles.
Antes de bajar por las escaleras que conducen a la playa, justo en la parte superior de la del acantilado, se hallan situados varios restaurantes de pescados y de mariscos y un hostal. Todos ellos rodeados de la más absoluta tranquilidad.
Varias rutas cicloturísticas pasan por detrás del hostal Cala Boix, justo al lado del aparcamiento. Están proyectadas y programadas para completarse en bicicleta, aunque desde luego también pueden hacerse caminando.
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