El Alcázar de los reyes cristianos no está lejos de la Mezquita-Catedral. Ambos se pueden visitar el mismo día, pero preferí hacerlo en días distintos para tener más tiempo en cada uno de ellos y no ir con prisas. Para el primer turno de la mañana, tenía la entrada programada al Alcázar de los Reyes Cristianos y, sin programar la hora, en los Baños Califales. Desconocía el tiempo que iba a estar en cada uno de ellos. La entrada es barata, o así me lo pareció, y con ella tienes acceso a los dos edificios: al Alcázar y a los Baños Califales. El día de nuestra visita, algunas zonas del Alcázar estaban cerradas por obras de restauración. La mañana estaba nublada y hacía un día tristón. Eso se aprecia en las fotos.
El Alcázar de los reyes cristianos forma parte de la Córdoba que creció y se desarrolló en los márgenes del río Guadalquivir. Fue fortaleza romana, visigoda, palacio árabe y, más tarde, ya en el siglo XIII, reconstruyeron y edificaron nuevas dependencias bajo el reinado de los reyes cristianos Alfonso X y Alfonso XI. Fue sede de la Inquisición, años más tarde cárcel y dependencias militares hasta que pasó a manos del ayuntamiento de Córdoba.
La fortaleza-palacio es de planta casi cuadrada con una gran muralla en sillares de piedra que acaban con torres en sus esquinas. Tiene cuatro torres: la de los Leones, la del Homenaje, la de la Inquisición (también llamada de los Jardines) y la de la Paloma.
Una de las partes más interesantes de este edificio es la antigua capilla barroca, ahora conocida como el Salón de los Mosaicos, de planta rectangular y reconvertida en espacio para exponer los mosaicos romanos encontrados en unas excavaciones en los años 50, en la plaza Corredera. Son mosaicos muy bien conservados. Los hay con figuras geométricas, pero quizá los más interesantes sean el de la Medusa y el de Polifemo y Galatea del siglo II d.C. También destaca otro mosaico del siglo III dC de Eros y Psique representando un abrazo entre los dos.
Con todo, la parte más fascinante del recorrido por el Alcázar es la de sus patios ajardinados. Construidos sobre la antigua huerta del Alcázar, los jardines se extienden en 55.000 metros cuadrados y se dividen en varias zonas: el jardín alto, el medio, el paseo de los Reyes y el jardín bajo. Pese a que hacía un día con poca luz, los jardines se veían impresionantes. El agua fluye por albercas y canales creando una imagen y un sonido relajante. En uno de los lados del jardín alto, se halla el edificio de las caballerizas reales. Asimismo, puedes ver expuestos en los jardines restos de capiteles romanos encontrados en diversas excavaciones arqueológicas, así como esculturas de mediados del siglo XX realizadas por el escultor Pablo Yusti. Representan a los reyes vinculados con el Alcázar: Alfonso XI, Enrique II, Enrique III y Enrique IV y el grupo escultórico de los Reyes Católicos con Colón. Hace referencia a los años que vivieron aquí los Reyes Católicos, ya que durante unos años -de 1482 a 1488- residían en Córdoba desde la primavera hasta el otoño. Este grupo escultórico escenifica la reunión que los Reyes Católicos tuvieron con Colón dónde éste buscaba la financiación de los reyes para su viaje por el Atlántico en el que pretendía llegar hasta Las Indias aunque, en su lugar, llegó a América.
Después de pasear por estos jardines, fuimos al exterior de la fortaleza, a la plaza Campo de los Santos Mártires donde se localiza la entrada a los baños Califales del antiguo alcázar Omeya. Los baños lo forman pequeñas estancias con muros de sillería y con bóvedas que descansan sobre capiteles y columnas de mármol de diferentes colores. Su recorrido es muy didáctico. Entre las estancias, si sigues el recorrido lógico, encuentras: el vestuario, la sauna, el horno y las salas de agua fría, templada y caliente. Especialmente interesante es el vídeo de explicación de los baños. Nosotros lo visionamos antes de entrar y eso nos facilitó la comprensión del uso del espacio como hammam.