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23 diciembre 2024

Marsaxlokk, puerto pesquero

Los primeros días de nuestra estancia en Malta los pasamos en Rabat. Ciudad que me gustó mucho por ser una población “de verdad”, además de contar con edificios magníficos, una domus romana, unas catacumbas que ocupan buena parte del subsuelo de la zona antigua de la ciudad, una iglesia que por sí sola y por todo ello ya vale la pena el desplazarse hasta Rabat. Calles cuidadas y limpias, buenos restaurantes y el privilegio de tener como vecina a iMdina.


En la parte final de nuestro viaje a Malta estuvimos alojados en Marsaxlokk, en el Southwind Guesthouse. Un alojamiento confortable. La habitación era grande, estaba limpia, impoluta. Era silenciosa. El alojamiento está al lado del puerto y de la iglesia. Su situación era inmejorable, muy céntrica. Por esta zona, encontramos bastantes aparcamientos (alquilamos un coche para poder hacer rutas). No sé, como será en verano, el aparcamiento o la tranquilidad en las calles, ya que nosotros visitamos la ciudad a finales de octubre, pero en esas fechas estaba sin aglomeraciones, con el ambiente relajado y con poca gente.


Marsaxlokk es un pintoresco y pequeño pueblo pesquero, en el que es imposible obviar la gran central eléctrica que se localiza frente a su costa, en Delimara. Tampoco, puedes evitar la vista de los astilleros de Birzebbuga con sus grandes grúas. Otra de las imágenes que están permanentemente presentes en la costa de Marsaxlokk.


La zona más bonita de Marsaxlokk es la más próxima a la Iglesia de Nuestra Sra. del Rosario de Pompeia (Santwarju tal-Madonna ta’ Pompei) y al puerto. En el paseo marítimo, casi todos los días se instala un mercadillo de objetos varios orientado sobre todo a los turistas. Imanes, manteles y recuerdos de la isla se suceden en sus estands. El sábado, en cambio, el mercadillo se transforma en un mercado de alimentos donde venden pescados, fruta, vegetales, etc. Nosotros no llegamos a verlo ya que estuvimos en Marsaxlokk entre semana.

 
Marsaxlokk dispone de la mayor concentración de restaurantes de pescado y marisco de toda la isla. Eso sí, comercios hay poquísimos. Algunos diminutos y un Spar. Igualmente, hay una panadería, en una calle trnsversal al puerto, pero que tiene unos horarios extrañísimos. Los restaurantes y tabernas se sitúan en el paseo marítimo justo delante del mar, a pie de mar. Me recordaba a algunos lugares de Grecia dónde se come a nivel del agua, casi en el borde. Pero en Grecia el agua del mar siempre está limpia. Aquí, no. Puede que fuera una cosa puntual debido al viento o a la resaca marina que arrastraba plásticos hasta la orilla del puerto. Con todo, es un lugar tranquilo con un bonito puerto pesquero, con barcas de colores con los los típicos ojos pintados en la proa de la embarcación y con un par de playas. Aunque ninguna es tan bonita como las playas del norte cercanas a Golden Bay.


Desde Marsaxlokk fuimos a visitar la playa rocosa de St. Peter. Imposible bañarse por la resaca marina existente cuando la visitamos. Las olas golpeaban con fuerza las paredes rocosas de color beis-ocre que delimitan esta costa del sur de Malta.


Me decepcionó un poco, Marsaxlokk, porque no me lo imaginaba así. Ya sabía que había una gran central eléctrica cerca, pero no me imaginaba que estuviera tan presente, ya que era lo primero que veías al mirar hacia el mar o hacia el horizonte. Por otra parte, tenía la ventaja de estar muy cerca de La Valletta y del aeropuerto. No obstante, me gustó conocer Marsaxlokk y me lo pasé bien allí. Descansé y conocí un lugar pesquero un tanto especial y peculiar. Diferente a todos los que he conocido antes.

12 diciembre 2024

Isla Armona, la frágil belleza


Desde Olhão sabíamos que podíamos emprender bastantes excursiones, pero 4 días no dan para mucho. Sobre todo si quieres disfrutar del mar, de la naturaleza y si pretendes por encima de todo desconectar de verdad. Ya hacía tiempo que tenía ganas de conocer el Algarve. En nuestros viajes al Alentejo, en varias ocasiones estuvimos tentados de viajar más al sur, pero el limitado tiempo disponible por obligaciones laborales nos lo impidió.


A finales de septiembre, disponía de unos días libres y los utilicé para ir a Olhão. En el blog "Mil sitios tan bonitos como Cádiz" había leído que Olhão era una población tranquila, pesquera, menos masificada que Faro o Tavira y que contaba con un bonito puerto desde el que salen los barcos que hacen la ruta por el Parque Natural de la Ría Formosa. No me tuvieron que decir nada más. Decidí ir para allí de cabeza.

Ya instalados en Olhao, nos informamos de los horarios de los barcos o ferries que cubrían el trayecto tanto a la isla de Armona como a la isla de Culatra. Nos pareció mucho más interesante visitar la isla de Armona dado que el recorrido se hace en apenas un cuarto de hora. Así no pierdes tanto el tiempo, con mayor motivo si ya no es verano y la luz del día cada día se va acortando poco a poco.


El primer día que llegamos a Armona había un concierto en directo en la mismísima playa. La música tapaba cualquier otro sonido y la gente bailaba alegre y seguía las canciones con pasión. Nos pareció un lugar mágico, lleno de encanto y de buenas vibraciones. Buen rollo. El tiempo se nos echó encima. El último ferry salía del puerto de Armona a las 19:15h. Lo cogimos a la carrera y regresamos a Olhão cuando ya estaba anocheciendo.


A la mañana siguiente, solamente queríamos volver a la isla Armona. Nos fascinó. Es una isla con grandes arenales cubiertos de vegetación típica de dunas, con zonas de pinares sobre todo dónde se suceden pequeñas casas de veraneo. En Armona, hay varias playas para visitar. Depende si quieres andar mucho o si prefieres quedarte cerca de las tabernas y del puerto. También de si llevas sombrilla o no, o si te inclinas por estar en las áreas más salvajes de la isla o te apetece más una playa habilitada con sombrillas, duchas, vigilancia y chiringuitos.


En todo caso, el mar lucía tranquilo, los días eran soleados, casi veraniegos, y el agua del mar y de la ría no estaba especialmente fría. Tenía una temperatura ideal para un baño refrescante.


Nos gustó tanto ilha Armona que volvimos a esta isla casi todos los días de nuestra estancia en el Algarve. Excepto el último día que lo pasamos en la playa de Fuseta. Quedamos en volver otra vez porque cuando nos gusta un lugar nos encanta repetirlo y profundizar en él, hasta convertirlo en un lugar familiar.