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11 mayo, 2022

Aracena y la Sierra

Aracena, da nombre a la Sierra de Aracena. No conocíamos esa zona de la Sierra Norte de Huelva. No obstante, sí que habíamos oído hablar, cómo no, de Jabugo que se encuentra en esta misma sierra y no muy lejos de Aracena. Buscando más información sobre este territorio descubrimos que Aracena también dispone de un gran espacio subterráneo bajo la colina o cerro del Castillo que es visitable: la Gruta de las Maravillas. Esta gran cavidad freática, con estalactitas y estalagmitas, se formó durante siglos por la acción del agua sobre las rocas calizas del cerro. Así que quisimos conocer este lugar tan especial.


El núcleo urbano más antiguo de Aracena se halla cerca del Castillo y del Cabildo Viejo (antiguo ayuntamiento). Actualmente, el centro comercial y más animado de esta población se encuentra entre la Plaza del Marqués de Aracena y la Plaza de San Pedro, pasando por las calles de Gran Vía y la Avenida de Huelva. Allí está el polo central de atracción comercial y gastronómica de Aracena. Además, cerca de la Plaza de San Pedro se encuentra la entrada a la famosa Gruta de las Maravillas. También desde allí puedes ir por un sendero hasta la Iglesia Prioral de Nuestra Señora del Mayor Dolor y al propio Castillo. Sin embargo, nosotros accedimos al Castillo desde la calle Cruces, porque de esta forma, también podíamos visitar el Cabildo Viejo, en la Plaza Alta. Desde la zona más elevada de la fortaleza la panorámica de Aracena es impresionante. Pudimos observar que Aracena aprovecha por completo el espacio del terreno del valle para crecer a lo largo del mismo, sin ocupar demasiado los montes cercanos. Respetando de esta manera la variedad forestal de sus alrededores.

 
 
 

Al nuestra llegada a Aracena el ir y venir de gente era una constante. Resultó complicado acceder a nuestro alojamiento, algunas calles estaban cortadas por obras y otras por ser zona peatonal y porque, además, había convocada una manifestación para reclamar que suministren agua del Pantano a Aracena y a la población circundante y así no secar los acuíferos, pozos y manantiales de la Sierra de Aracena y Picos de Aroche. Los manifestantes aseguraban que, debido a la sobreexplotación, muchos acuíferos ya se habían secado. Los manifestantes venían de pueblos cercanos como Linares de la Sierra, Alájar o Castaño del Robledo. Se trataba de una manifestación reivindicativa, pero también festiva. El agua aquí es vida y ellos lo saben bien. Son respetuosos con su entorno.

La notable preocupación existente en la zona por la falta de lluvia, mejoró unos días más tarde cuando empezó a llover a cántaros. El último día en Aracena, aprovechamos la tregua de la lluvia, para caminar y hacer cortas excursiones.

 
 
 
 

Nos alojamos en Villa Rosillo. Su localización era inmejorable. Un alojamiento agradable, tranquilo y limpio, con una decoración en la que se mezclan diferentes estilos. 

 
 

Nos lo pasamos muy bien en Aracena. Nos encantó disfrutar de la animación de sus calles, las colas en las pastelerías (Bozquez, Gran Vía y Rufino), la gente tapeando en los bares cercanos a ambas plazas: la del Marqués de Aracena y la de San Pedro.


A nosotros nos gustaba sentarnos por la tarde en el Casino Arias Montano y tomarnos algo, mientras veíamos la animación callejera y a los niños jugando. Además, desde allí teníamos, a través del gran ventanal, una perspectiva diferente del Castillo de Aracena y unos atardeceres de lujo. El ritmo es reposado. Por esa razón, conviene visitar Aracena sin las aceleraciones típicas de los que vienen de las grandes urbes.

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