Pelegrina es un pequeño pueblo de Guadalajara, allí termina la carretera. Pocas viviendas están habitadas, aunque es fácil deducir que las casas que están vacías son de veraneo. Seguro que Pelegrina duplica o triplica sus habitantes en época estival. Queda cerca de Guadalajara, Alcalá de Henares y de Madrid. Por ello, los fines de semana tienen una alta afluencia de visitantes de estas tres ciudades. Aquí se descansa. Ni un ruido.
Solamente 7 kilómetros separan esta población de Siguënza. En Pelegrina se localiza la parte más espectacular y bonita del Barranco del río Dulce.
También, se puede observar este barranco desde una gran altura. Desde el mirador de Félix Rodrigo de la Fuente (médico de estudios y naturalista de profesión).
Sin embargo, nosotros preferimos recorrer el Barranco, andando. Existen dos rutas muy bien señalizadas que discurren a lo largo del cauce del río Dulce. Una naranja y otra azul. Ambas rutas son casi paralelas y de idéntica dificultad: bastante fáciles de recorrer. Aunque el recorrido de la senda naranja es más llano, el azul no resulta en absoluto complicado, aunque transcurre por un par de pequeñas colinas.
Nosotros hicimos el recorrido circular fuimos por la ruta naranja y regresamos por la azul. En invierno, la gran mayoría de árboles son de hoja caduca y muestran sus ramas sin hojas, con ramificaciones enmarañadas y vacías. Ni una sola hoja en los árboles; todas sobre el suelo terroso.
Después de realizar el recorrido circular quisimos subir al Castillo de Pelegrina, en ruinas. Sobre todo para contemplar el barranco desde otra perspectiva y para divisar el bonito paisaje del valle.
Fue un buen fin de viaje.
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