Tras perdernos por esas zigzagueantes y estrechas carreteras comarcales que recorren la Rota do Românico, llegamos a los pies del Castelo de Arnoia -Castillo de Arnoia-. Situado en la antigua Villa de Basto (Terras de Basto) en la freguesia o distrito de Celorico de Basto.
Aparcamos al pie de la colina que alberga en su cumbre el Castillo amurallado.
Como elemento arquitectónico destacable del Castelo de Arnoia: su Torre del Homenaje.
Componente constructivo importante de la arquitectura civil. Símbolo del poder del señor feudal sobre su territorio.
Durante el siglo X, en toda la Europa medieval, se construyeron una gran cantidad de castillos defensivos. Los antiguos señores feudales defendían de esta forma mejor sus pequeños territorios y a sus vasallos. Los edificaron en localizaciones elevadas para poder tener mejor visión y protección en caso del asedio a su castillo.
Nosotros subimos por el empinado sendero señalizado. Las vistas desde el sendero son casi aéreas y por supuesto desde la cumbre, es decir desde el Castillo, mucho más. Se pueden divisar sin problema las pequeñas aldeas y pueblos de los alrededores desperdigados por el valle y los montes cercanos.
Ya en la cumbre, salió el sol, pero en los valles podía apreciarse la densa niebla que los cubría. Nosotros atravesamos esa intensa niebla para llegar al castillo. Poco a poco, el sol ganaba terreno a la niebla y al mediodía ya no quedó restos de ella.
El castillo data del siglo X- XII. No es muy grande. Su planta es poligonal. Destacan sus altos muros de piedra tallada, la Torre del Homenaje, otra torre cuadrangular semiderruida, así como una cisterna central también de planta cuadrangular -la cisterna era un elemento importante para resistir los asedios al castillo- y una única puerta de entrada al recinto amurallado.
La localización del Castelo de Arnoia lo hace especialmente interesante para contemplar la freguesia de Celorico de Basto.
Después de la visita puedes entender mejor lo duro que debía ser la vida en el medievo, sobre todo cuando llovía y hacía frío.
Después de la visita puedes entender mejor lo duro que debía ser la vida en el medievo, sobre todo cuando llovía y hacía frío.
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