Disponíamos de casi una semana para visitar el sur de Francia. Hacía un mes que
habíamos reservado los alojamientos, pero la previsión del tiempo anunciaba lluvia
durante toda la semana. Estuvimos dudosos. Podíamos anular las reservas, pero
teníamos muchas ganas de volver a Francia. No íbamos a esa zona desde los años
90, así que cogimos nuestros chubasqueros y pusimos rumbo a nuestro primer
alojamiento, en Saint-Genís-des-Fontaines. Fue un acierto. Finalmente, sólo
llovió copiosamente un día y fue por la noche. Además, la lluvia le da un carácter
diferente a los viajes. Más intenso y melancólico. Me encanta.
Estuvimos en el Sud de France, en la zona denominada Languedoc-Roussillon, fuera de la temporada
alta. Volví enamorada del paisaje, de la amabilidad de la gente, de la forma de vida de las
pequeñas poblaciones como Elne, Thuir, Ortaffa, Argelès, Eus, Villeneuve de la Raho, Saint André
o Saint Genis des Fontaines (todas con intenso ambiente rural) y sobre todo de su rico pasado arquitectónico que han sabido conservar con afán.
Una mañana temprano, mientras paseaba por el centro de
Saint Genis des Fontaines, pensaba en las cosas que me hacen feliz. Esas sencillas cosas que nos arraigan a la tierra. Esas cosas sin valor material, pero que nos hacen la vida más fácil y que aunque, sean un poco más
complicadas, nos la completan. Como pasear por el campo tras la lluvia,
observar el paisaje que muda y nunca es igual. El saludo amable y espontáneo entre desconocidos que se cruzan al pasar. Oler a hierba húmeda y llenarte de paz
Me di cuenta de que en las poblaciones del sur de Francia existen un gran número de asociaciones. Estoy segura que son para hacer la vida más fácil de los que viven allí. Existen asociaciones para salidas culturales, para jugar al tenis o hacer esgrima o judo. Cualquier cosa que socialice. Me pareció un concepto muy sano. Si en una población no muy grande la gente hace cosas comunes. Creas sensación de grupo, de pertenencia.
El sur de Francia posee una variedad de paisajes asombrosa. En pocos kilómetros pasas de la costa mediterránea a las cumbres de los Pirineos.
Hay grandes humedales, abruptas costas, zonas dunares, bosques tupidos, altas cumbres, estrechos desfiladeros, largas playas de arena, puertos deportivos y de pesca, lagos artificiales como Lac de la Raho, grandes extensiones de cultivos y varios ríos, entre ellos el Tech y el Têt y reservas naturales como la de Mas Larrieu.
Hay grandes humedales, abruptas costas, zonas dunares, bosques tupidos, altas cumbres, estrechos desfiladeros, largas playas de arena, puertos deportivos y de pesca, lagos artificiales como Lac de la Raho, grandes extensiones de cultivos y varios ríos, entre ellos el Tech y el Têt y reservas naturales como la de Mas Larrieu.
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