Elegimos Lakka como base para conocer la isla. Fue una elección muy acertada. Aunque supongo que la suerte tuvo mucho que ver. Nuestro alojamiento, Limani Studio número 1, era excelente, sobre todo por las vistas al paisaje. La decoración era sencilla y práctica, sin grandes lujos. Ubicado en una colina, disponía de grandes ventanales que daban a la bahía. Las vistas son panorámicas y diferentes según las horas del día. Eso sí, las escaleras hasta llegar al alojamiento son empinadas y numerosas, para nosotros no supuso mayor inconveniente, pero para otras personas, sí les puede parecer un obstáculo.
El apartamento estaba lo suficientemente alejado del bullicio. Sólo dos noches percibimos ciertos rumores de fiesta en uno de los bares de la zona del puerto, donde se reúnen los ocupantes de los veleros y catamaranes que atracan en la bahía. El resto de días, dormimos con los ventanales abiertos y el ruido era inexistente. Ni siquiera oíamos el sonido del mar, que teníamos allí mismo, porque la bahía de Lakka es muy cerrada.
Todo un gustazo dormir sin aire acondicionado, y no sentir ni calor, ni ruidos. Fue un destino calmado. a pesar de ser el lugar de reposo y de reunión de infinidad de barcos de recreo que toman la recogida bahía de Lakka como lugar de descanso, sobre todo para repostar en sus comercios y para cenar en los buenos restaurantes que hay en la villa.
Lakka es el segundo puerto más importante de Paxos, después de Gaios, la capital, y lo es por estar protegido de los vientos del noroeste, oeste, sur y este.
En esta localidad se vive todo el año. Disfrutan de escuela, farmacia, comercios, supermercados, agencias de viajes, cafeterías, restaurantes e incluso de dos estupendas panaderías. Una de ellas también es pastelería. Todo ello compactado en el centro de Lakka lo que facilita la vida a sus habitantes. También, cuentan con un buen servicio de autobús local que une Lakka con Loggos (Longos) y Gaios aunque, si lo solicitas, puede efectuar paradas intermedias en las poblaciones de Platanos y Magazia, por ejemplo. El precio del billete nos pareció más que razonable. También alquilamos un día un vehículo en una agencia de viajes en Lakka (llamada Routsis-holidays) y la experiencia estuvo muy bien. Visitamos el sur de Paxos, dado que únicamente puedes llegar allí con transporte propio o en barco.
Pese al número, a veces excesivo, de barcos de recreo, veleros y catamaranes que atracan en la bahía de Lakka, la playa de Lakka, Harami, es preciosa y está limpísima. Sus aguas son de un azul celeste caribeño y son calmadas. Me pareció una playa maravillosa. El único inconveniente que aprecio son los grandes guijarros que encuentras antes de la entrada al agua, una vez en el mar todo el fondo marino es de fina arena blanca. Una gozada. Flotar o nadar allí es una relajante experiencia.
Una de las calas a las que se puede ir andando desde Lakka está justo detrás de la playa de Harami. Desde esta playa sale un sendero que sube la colina hasta llegar a la otra vertiente de la loma. Después, se baja por un estrecho camino que va a dar al mar. Allí hay una pequeña playa rocosa, Boursanas, con acantilados que dan sombra. Allí es mar abierto y más difícil entrar y salir que en la playa de Harami. Con todo, merece la pena ir hasta allí. Las aguas son más frías que en Harami y en verano se agradece el frescor y el mar es transparente. Desde allí vimos pasar muchos barcos y también dos grupos diferentes de nadadores que entrenaban en esas aguas.