Si viajas de norte a sur de la península, hacer una parada en Sigüenza resulta práctico y cómodo. No te puedes cansar de visitarla. Se localiza en la Sierra Norte de Guadalajara. Dispone de interesantes y bonitos alrededores, como el Parque Natural del Barranco del río Dulce, a tan solo 10 kilómetros de la ciudad. El recorrido, a pie o en bici, de la hoz del río Dulce se realiza desde el pueblo de la Pelegrina. No lejos también de Sigüenza, en Paredes de Sigüenza, se halla el nacimiento del río Salado, afluente del río Hernares. Por si eso en sí mismo no fuera ya un plus, el urbanismo y patrimonio de Sigüenza es espectacular.
En este último viaje nos dedicamos a ver lo que en la visita anterior no habíamos podido ver. Por ejemplo, al final del Parque de la Alameda, el Monasterio e iglesia de las Ursulinas, la Ermita de la Veracruz y el actual centro cultural ubicado en la Ermita de San Roque, edificio del siglo XIX, donde se realizan conciertos y otras actividades culturales. Justo, al otro lado del Paseo de la Alameda, se halla el Monasterio de las Hermanas Clarisas -Monasterio de Nuestra Señora de los Huertos- de estilo gótico renacentista. Allí puedes comprar dulces artesanos. Su especialidad son las trufas. Entre tanto paseo y descubrimiento, paramos a comer en el restaurante:Taberna Calle Rompeculos. Un lugar bien concebido, con una decoración acogedora, un servicio amable, una hipnótica chimenea y sobre todo una buena cocina. Comimos muy bien.
Más tarde, aprovechamos la visita a Sigüenza para volver a ver el Castillo y contemplar el exterior del Palacio Episcopal y la Iglesia y Monasterio de los Jerónimos. También visitamos el actual centro sociocultural el Torreón. Situado en una construcción adosada a la antigua muralla en la que el torreón -el Cubo del Peso- forma parte de la estructura. Nuestro alojamiento estaba cerca de esta zona: posada Los Cuatro Caños. Un práctico alojamiento, sencillo, limpio y con todo lo que puedas necesitar.
Sigüenza no te la acabas. Tiene calles que son perlas escondidas. Silenciosas y tranquilas, en apariencia inactivas, pero que en determinadas horas al día se llenan de actividad y de vida. ¡Qué mejor paseo que el que recorrer la parte exterior de esta antigua ciudadela! Por la noche, con la tenue luz, Sigüenza es todavía más misteriosa e impresionante.