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26 julio, 2015

Ráfales

Decidimos hacer la ruta del río Tastavins. Río que vierte sus aguas en el famoso río Matarraña.


Desde Valderrobres pasando por La Portellada llegamos hasta Ráfales (Ràfels) antigua villa Calatrava, situada a 627 metros de altura en plena Sierra de la Molinera.
Las carreteras comarcales TE-V-3004 y TE-V-3005 discurren paralelas al río Tastavins. Es un río de invierno y primavera que en verano casi no tiene caudal. Estas carreteras comarcales son estrechas y serpenteantes, en algunos tramos incluso debes parar para dejar pasar a los pocos coches que transitan en sentido contrario.



Ráfales es un pequeño pueblo turolense de unos 245 habitantes que triplica esta cifra en verano. Su centro urbano fue declarado Monumento Histórico Artístico en 1983. La mayoría de los edificios conservados del centro histórico son renacentistas.


Dentro del propio centro histórico hay varios tipos de alojamientos, así como también en los alrededores. Todos ellos son alojamientos rurales, tranquilos y sencillos.


Hay habilitadas varias rutas que conectan Ráfales con otros pueblos de los alrededores. Son rutas para hacer en bicicleta o para realizar senderismo. Por ejemplo, el camino rural de Ráfales a Fórnoles tiene una distancia de 16 kilómetros y una dificultad media. Este camino es ideal para realizarlo a pie. Si vas en bici puedes hacer la ruta de Ráfales a la ermita de San Rafael o la ruta dels Estrets de Ràfales,  unos 8 kilómetros de distancia.



Muy cerca del centro se halla el Jardín Botánico. Jardín que han habilitado como reclamo turístico. El jardín está descuidado, pero es muy bonito y fácil de recorrer.


Después de visitar el centro histórico y el jardín fuimos a comer al restaurante La Alquería. Nos habían hablado muy bien de él. Nos ofrecieron un menú cerrado y decidimos probarlo. El menú consistía en tres entrantes y dos segundos, uno de pescado y otro de carne. Nos gustó, aunque tardamos mucho en comer, porque los platos los hacen al momento y son muy elaborados. Si volvemos pediremos a la carta. No estamos acostumbrados a comidas de tanta duración.


Existe otro restaurante en Ráfales el Molí de l'Hereu. Un edificio grande y bonito situado enfrente del Jardín Botánico.

15 julio, 2015

Culla, firme baluarte


Culla se halla situada, en el Alt Maestrat, en plena sierra. Se accede por la carretera CV-15 y la comarcal CV-166. Ya desde la carretera se atisba el imponente perfil de Culla. La población está edificada sobre la cima de una montaña. Su situación es estratégica. La silueta de Culla desde la lejanía evoca a las fortalezas medievales. Orgulloso baluarte de un pasado lejano.



La orografía de la zona se caracteriza por grandes desniveles de picos altos y profundos barrancos. Toda la zona cuenta con una vegetación muy rica en alcornoques, pinos - tanto el rojo como el negro - , arces, tilos, robles, manzano silvestre y tejo. De hecho, a 4 kilómetros de Culla se halla la encina más grande de España. Está declarado como árbol monumental. Tiene 20 metros de altura y su tronco un contorno de 7 metros.



El casco urbano de Culla está a 1.121 metros sobre el nivel del mar. Desde el mirador de El Terrat en la parte vieja de la población se puede ver el pico más alto de la provincia, el Penyagolosa, de 1.814 metros de altitud y una panorámica espectacular de los campos que rodean Culla. Desde esta atalaya, se divisan los campos de olivos y almendros y los pequeños pueblos de los alrededores.



El casco antiguo de Culla, declarado Bien de Interés Cultural y Conjunto Histórico Artístico, está cuidado y rehabilitado. Sus estrechas callejuelas te trasladan a un pasado lejano cargado de historia y de tradición.

Aparcamos a la sombra, fuera del casco histórico. Era temprano por la mañana y fuera de temporada, Culla parecía desierto.

Las murallas que rodean el casco viejo se mantienen en perfecto estado de conservación. Parece increíble por lo mucho que han pasado: el paso del tiempo, las inclemencias climatológicas y las guerras.



El recorrido que hicimos, por las estrechas callejuelas desiertas, tenia mucho de mágico. Disfrutamos contemplando las ruinas del antiguo castillo árabe del siglo XIII, con el edificio del Granero del Comendador - conocido actualmente como La Presó del siglo XIII y XIV - con la pequeña Plaça del Pardal, con lo que queda de las murallas y los torreones del siglo XIII, con Les Escaletes y Els Perxes, con el Antiguo Hospital del siglo XVII, aunque estaba cerrado, con la entrada a la ciudad por el Arco de la Porta Nova reconstruido en el siglo XVII y con toda la zona medieval que rodea la Iglesia de El Salvador. No llegamos a entrar al Museo, estaba cerrado.


05 julio, 2015

Senderismo en Sarratella


Tras una intensa lluvia, salió tímidamente el sol, aprovechamos entonces para realizar una de las muchas rutas que se pueden hacer desde Sarratella.

En esta área geográfica, el paisaje es muy montañoso con grandes barrancos y bucólicos valles.


Las rutas para hacer senderismo estan perfectamente señalizadas. Entre las muchas opciones están: Les Serrades, Mas d'en Rasos, La Serra d'en Galcerán, El Cingle, Los Censos, El Carrascal, La Font de la Figuera, La Ermita de Sant Joan Nepomucé y La Ruta de les Coves. Algunas de ellas comienzan ya desde la plaza del Ayuntamiento. La primera que hicimos fue espectacular. Los primeros tramos del camino se hacen duros, porque la cuesta es muy pronunciada, pero una vez que llegas a la cima, el sendero continúa mucho más llano.


Al llegar a la cima, me quedé asombrada con la belleza inesperada del valle y su gran biodiversidad. Pocos lugares me han impactado tanto. El sonido de los pájaros, la soledad, la suave brisa, el olor a hierba recién mojada mezclado con el perfume que desprendía las lilas, los rosales y el romero.


No esperaba que este lugar estuviese tan poco contaminado por el progreso y la civilización.

Fuera de temporada y sobre todo a finales de la Primavera, el campo se renovaba con firmeza y nos mostraba, con fuerza, todo su esplendor.


Durante la caminata, me quedé perpleja por la cantidad de plantas, hierbas arómaticas y árboles que no había visto en mi vida, aunque también pude contemplar otro sinnúmero que ya conocía como la retama, la lavanda, los pinos, los rosales, el romero, el tomillo, los enebros, las amapolas, los olivos, los almedros, los cerezos, los robles, los cipreses, las encinas, la ruda, el orégano, el poleo o la salvia. Desde luego, un auténtico y complejo concierto floral.