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30 marzo 2025

Mezquita-catedral, Córdoba


Cuando se habla de Córdoba siempre viene a la mente el emblema que marca la ciudad: la Mezquita-catedral. Una construcción mágica, dónde el tiempo pasa con sigilo sobre ella. Sin embargo, hay que tener en cuenta que se cimenta sobre la antigua basílica visigoda de San Vicente y que se utilizan tanto piezas romanas como visigodas para su edificación y ampliación.


Su construcción como mezquita Aljama data de finales del siglo VIII bajo el emirato de AbdalRahman (Abderramán I). Sin embargo, será en el siglo IX y en el X cuando se amplíe bajo los mandatos sucesivos de Abderramán II, Abderramán III, Al-Hakam II y de Almanzor. En el siglo XIV, en el interior de la mezquita, se erige una Capilla Real en estilo mudéjar y en el siglo XVI, prácticamente en el centro de la Mezquita, se construye una catedral cristiana dando al edificio una nueva continuidad. Es entonces cuando el Renacimiento y el Barroco entran en la Mezquita para quedarse.


Al entrar al espacio interior de la Mezquita-catedral, desde el Patio de los Naranjos, la sucesión de columnas de mármol de diferentes canteras aportan un color especial a las esbeltas columnas que sostienen los dobles arcos superpuestos. El superior de medio punto y el inferior de herradura, con el diseño bicolor con dovelas, alternando rojas, ladrillo en la primera fase de la mezquita y pintado en las posteriores, y blancas. En las ampliaciones no se utilizaron dovelas, se pintó simulando las dovelas bicolor, para reducir el coste.


Este entramado de columnas crea un ambiente de bosque encantado. El edificio es el conjunto monumental más icónico de Córdoba. Su visita no defrauda porque su belleza atemporal nos empequeñece y a la vez que nos emociona y nos engrandece. Sobre todo por la capacidad del ser humano de crear obras que son un prodigio de ingenio y belleza.


Conviene, sin embargo, no dejar de ver otros monumentos y museos de Córdoba, aunque sea la Mezquita-Catedral la que aglutine la mayoría de las visitas a monumentos cordobeses.

Museo Arqueológico de Córdoba 

Museo Julio Romero de Torres

Uno de mis lugares preferidos es la capilla mudéjar de San Bartolomé. Un tesoro. Una joyita. Pequeña, pero brillante. También me gustó mucho el Alcázar de los reyes cristianos y los baños árabes. El Alcázar cuenta con una colección de mosaicos romanos que son preciosos, lo mismo que sus cuidadísimos jardines. El Palacio de Viana, con sus jardines de las Mil y una Noches, la Fundación Antonio Gala, la casa mudéjar de la judería y los innumerables museos (¡que son gratuitos!) como el Arqueológico, el Contemporáneo, el de Bellas Artes y el de Julio Romero de Torres son opciones que no deberías perderte sin visitas la ciudad califal.

16 marzo 2025

Las Tablas de Daimiel, la fragilidad del equilibrio


Instalados ya en el cómodo alojamiento el Retiro del Maestre en Almagro y con el coche en el parking del hotel, fuimos a comer al restaurante La Parrilla de San Agustín. Teníamos reserva desde hacía un mes. Después de hacer una pantagruélica comida y sin nada de pereza, al contrario con muchas ganas, nos metimos en el coche y fuimos a conocer Las Tablas de Daimiel.

Desde Almagro y Bolaños de Calatrava por la carretera CM 4107, accedimos a una carretera rural que nos condujo hasta la entrada al P.N. de Las Tablas de Daimiel.


Las Tablas de Daimiel es un humedal de gran diversidad ecológica, declarado Parque Nacional en 1973. Estos humedales son refugios de especies de fauna y flora típicas de esa zona y su fragilidad es una realidad. Por esa razón, se le considera un espacio protegido.


La formación de estos humedales se debe a las inundaciones de los ríos Guadiana y Gigüela y a la afloración de acuíferos y aguas subterráneas en un terreno prácticamente llano como es la llanura o meseta manchega de Ciudad Real. La flora y la vegetación acuática, como los juncos de las lagunas, son vegetaciones que pueden aclimatarse a periodos de sequía. Cuando las lagunas se secan, las semillas quedan atrapadas por los sedimentos y cuando el agua vuelve a cubrir el terreno esas semillas germinan y crecen otra vez. Es un hábitat rico para el crecimiento de su singular vegetación acuática. Se trata de un ecosistema complejo, puesto que hay periodos con mucha agua y otros con poca y tanto la flora como la fauna del lugar se han de adaptar y se adaptan a esa característica peculiar del humedal. 


En este rico ecosistema y delicado humedal anidan, invernan o viven un buen número de aves, sobre todo gansos y patos, que es la fauna que más abunda y que la que es más fácil de observar, pero también se desarrollan dentro de este hábitat: peces, anfibios, crustáceos, insectos, pequeños mamíferos y tortugas.


El espacio Centro de Visitantes está muy bien organizado y hay un gran parking para dejar el coche. La entrada al mismo es gratuita y te dan un plano para que puedas optar por los distintos itinerarios: el amarillo, el de la isla del Pan, es un sendero circular. Una gran parte del mismo se efectúa sobre unas pasarelas de madera. El itinerario rojo corresponde a la laguna permanente. Se trata de un itinerario lineal. El itinerario azul es un sendero lineal con cuatro observatorios sobre el río Gigüela.
 

Centro de Visitantes -cartel explicativo-

02 marzo 2025

Mi viaje a Córdoba, conocerla es amarla

Mi viaje a Córdoba fue un atracón de arquitectura, museos, arte y calle. Para lograrlo, pateamos mucho la ciudad desde primera hora de la mañana hasta caer rendidos.


La situación de nuestro alojamiento no podía ser más conveniente. Cerca de la bonita plaza del Potro, la de los Abades, la de la Magdalena (una de mis preferidas por las mañanas cuando la atraviesan los niños riendo para ir al colegio), de las iglesias parroquiales de Santiago y San Pedro y del mejor sitio para desayunar o comer de la zona, el mesón Anyfer que abre a primera hora de la mañana. Por si esto no fuera suficiente, también estábamos cerca del Paseo de la Ribera y, por tanto, nos plantábamos caminando a buen ritmo, en apenas sólo 15 minutos, en la zona monumental de Córdoba. Podíamos optar por recorrer la calle Realejo o la de Lineros trayecto por el que se acorta bastante. 


Puedo decir que el alojamiento fue un todo un acierto. Cómodo, seguro, limpio y muy bien situado. Desde él podíamos abarcar a pie prácticamente todo el centro histórico de Córdoba. Pudimos conocer los barrios de San Andrés, San Pedro, La Magdalena, San Lorenzo, Santa Marina, Campo de la Verdad-Miraflores y la zona Centro. Nos gustaba deambular por la judería. Ir a San Basilio o a la plaza de la Corredera o la de Tendillas. Si cruzábamos el río por el Puente Romano podíamos ir a la Torre de Calahorra y, si lo atravesamos por el puente de Miraflores, accedemos al Centro de Creación Contemporánea de Andalucía. 


Al anochecer lo que más me gustaba era recorrer el Paseo de la Ribera y la Ronda de Isasa, con el frescor del río, y llegar al Puente Romano y cruzarlo únicamente para ver desde la otra orilla del Guadalquivir, la Córdoba monumental. También, me gustaba perderme en esas callejuelas que desembocan en pequeñas y recogidas plazuelas, como la de Cañas, la de la Concha, San Miguel, la de Luis Venegas o la de los Abades o pasear por la Judería cuando cierran los comercios de souvenirs o entrar por la Puerta de Almodóvar, que es como entrar en otro tiempo y en otro mundo.


Otro de los itinerarios a seguir y que me pareció muy interesante fue la de la Ruta de las Iglesias Fernandinas. Estas iglesias las mandó edificar el rey Fernando III para que sirvieran como núcleos de repoblación. Hay 11 en Córdoba. El itinerario comienza en la Mezquita-Catedral. Nosotros no vimos todas, pero casi. Visitamos la de la Mezquita-Catedral, la de San Francisco, la de San Pedro, la de Santiago, la de San Lorenzo, la de San Andrés y la de San Pablo.


Aconsejo ir de museos en Córdoba. La gran mayoría son gratuitos y, al hacerlo, es posible entender mucho mejor la ciudad. El Museo Arqueológico, el de Bellas Artes, el de Julio Romero de Torres y el Centro de Creación Contemporánea de Andalucía (había una realista exposición sobre ecologías de la paz) son buenos museos por los que empezar.