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27 julio 2025

Cuevas de Cañart, entre sierras


La población de Cuevas de Cañart forma parte de la comarca turolense del Maestrazgo. Cuenta con todas las características de las localidades que forman el conjunto de este territorio: difícil acceso, enclavada en un espacio geográfico poco poblado, abrupto, complicado y pedregoso. Dependiendo de la zona es más árido y donde discurren ríos (como el Pitarque, Guadalope, Guadalopillo o el arroyo de Campos etc) es mucho más rico en vegetación.


Si vas en primavera, el verdor de los campos de almendros, olivos, de cereales y las laderas de los montes se llenan de hierbas medicinales o aromáticas como la manzanilla, el romero, el tomillo, la lavanda, la ajedrea o la siempreviva que se suceden entre los pinares y las encinas. 


Las cabras acampan y triscan por estos montes del Maestrazgo y tanto el queso de cabra como el de oveja son de los mejores. Por eso, el queso del Maestrazgo tiene denominación de origen. Esta zona es un laberinto de montes, desfiladeros y valles entre la Sierra de la Garrocha, Sierra de los Caballos y al sur la Sierra Carrascosa. Aquí se asentaron en pequeños pueblos, gente arraigada a esta complicada tierra de fríos inviernos y sofocantes veranos. Fue zona de repoblación de templarios y sanjuanistas y los carlistas se atrincheraron en el área allá por el siglo XIX. Es una población importante para el carlismo por su cercanía a Cantavieja, población que se convirtió en la capital de ese movimiento político.


Para llegar a Cuevas de Cañart atravesamos pequeños poblaciones con casas de sillares de piedra amarillenta. Sin darnos cuenta, pasamos por diferentes paisajes. Al ser una zona poco transitada, es un buen lugar para la práctica de ciclismo de montaña. De hecho hay muchas rutas BTT. Unas de las más importantes es las de la vuelta a la Hoya del Pinar, la vuelta a las Hoces del Guadalope o la de la ruta del Agua.


Cuevas de Cañart está rodeada de importantes poblaciones del Maestrazgo como Molinos, Castellote, Iglesuela del Cid, Ejulve, Villarluengo, Cantavieja, Tronchón o Mirambel. Para llegar al pueblo tienes que tomar una carretera zigzagueante que pasa cerca de Castellote y de Seno. Es una carretera con poco tráfico aunque se suceden los camiones relacionados con las granjas de esta zona.


Cuevas de Cañart es pequeña, pero tiene grandes casas renacentistas, restos de los arcos de su judería, conventos en desuso como el Convento de las Monjas Concepcionistas Franciscanas o el convento de los Monjes Servitas, el Portal de Marzo (lo que queda de la antigua muralla), la iglesias la de San Pedro Apóstol y ermitas como la de san Blas.

Se necesita una buena cantidad de dinero para poner a punto, rehabilitar o restaurar el patrimonio de la Cuevas de Cañart. Una pena que tengamos tanto patrimonio y que no podamos conservarlo por falta de medios o interés político. 


Si visitáis esta zona, no dejéis de recorrer la Ruta del Silencio -una ruta motera que lo que hace en realidad es romper el silencio de la zona-, el sendero del nacimiento del río Pitarque (un lugar especial y bonito) y admirar los asombrosos Órganos de Montoro. También resulta interesante acercarse a Aliaga  para ver su Parque Geológico y sus cuencas mineras. 

11 julio 2025

Jávea o Xàbia, en la comarca de la Marina Alta


Jávea se localiza a los pies del cabo de San Antonio y del Parque Natural del Montgó, en un fértil valle que en primavera reluce con vibrantes tonalidades verdes. La bahía de Jávea se extiende desde el cabo de San Antonio, al norte y el cabo de San Martín, al sur. La belleza singular del entorno ha propiciado una feroz construcción. Muchos quieren vivir a orillas del Mediterráneo. Sobre todo, se suceden las urbanizaciones y condominios de jubilados europeos. Aquí pueden ir a la playa prácticamente todo el año y eso es lo que buscan o bien pasan los largos inviernos de sus países aquí, cerca del mar.


Hacía más de dos años que no veníamos por esta zona de la provincia de Alicante. Nos gusta visitarla por su variedad de paisajes y por la calidad de vida. Eso sí, en estos dos últimos años ha aumentado el número de chalets y de pisos tanto a pie de costa como en las laderas de las montañas que circundan Jávea. Ya no vienen únicamente ingleses, alemanes, belgas o franceses, ahora ha aumentado el número de visitantes del norte de Europa, sobre todo polacos, lituanos, suecos y holandeses. Jávea pese a todo se acomoda a los nuevos visitantes. Esta explosión demográfica ha atraído, para cubrir sus necesidades, a nuevos trabajadores, principalmente hispanoamericanos, pakistaníes y magrebíes.  
 

Jávea se acomoda poco a poco a los nuevos visitantes. Su centro histórico cada día se pone más bonito, porque se restaura la mayoría de los edificios más interesantes y emblemáticos. La Iglesia-Fortaleza de San Bartolomé es un buen ejemplo de edificio gótico valenciano construido entre los siglos XIV y el XVI. Este edificio está considerado Bien de Interés Cultural. Su estructura defensiva servía para repeler los ataques de los piratas berberiscos.


Se sabe que su centro histórico estuvo amurallado, pero poco o nada quedan de sus murallas. Eso sí persiste su pasado medieval en el entramado laberíntico de sus estrechas callejuelas. 

El Mercado de Abastos es un edificio de nueva construcción que se edificó sobre las ruinas del Convento de las Agustinas descalzas. Se construyó imitando el estilo medieval para que no destacara al lado de la Iglesia-Fortaleza de San Bartolomé. Igualmente, el edificio del ayuntamiento de Jávea se erigió, a partir del siglo XVIII, sobre la ermita  de San Cristóbal. Aunque, algunas zonas ya son del siglo XX, imitando el estilo neoclásico. 


Una de las excursiones más bonitas a realizar en Jávea y en el Parque Natural del Montgó es visitar los Molinos de viento de la Plana. Nosotros vimos 7, pero hay 11 en total. Se trata de molinos de piedra que servían para moler el trigo. Miden 7 metros de altura y 6 metros de diámetro. Algunos de ellos están habilitados como viviendas privadas. La vistas, desde allí, son aéreas a toda la bahía de Jávea. Nos encantó la excursión y los molinos. 


Pero, como no podía ser de otra forma, el mar es el gran protagonista en Jávea. La parte antigua de la villa está construida sobre una zona elevada, aunque no está lejos de la playa. Puede irse con autobús desde el centro a la costa y también andando dado que todo es bajada, si bien la subida es tremenda. Por eso, la primera vez fuimos en autobús y las siguientes veces el trayecto lo hicimos en coche, aparcando en las zonas habilitadas como parking público ahora prácticamente desiertas. En verano, es de prever que es casi imposible encontrar aparcamiento. 


Aunque, existen más zonas de baño por todo el litoral de la bahía de Jávea, como por ejemplo la más famosa, la Playa del Arenal, nosotros decidimos quedarnos en la Playa de Grava. Como bien indica su nombre, es una playa de arena, grava o guijarros. Tiene un paseo muy bonito paralelo al mar, con bares, chiringuitos, restaurantes y con la escultura del pintor valenciano Joaquín Sorolla, mirando el mar. El pintor visitó Jávea en cinco ocasiones y de esos periodos quedan 136 pinturas y más de 200 dibujos de temáticas variadas: el paisaje de Jávea, el trabajo de la elaboración de la uva pasa y, sobre todo, marinas. 


Una de las cosas que más nos sorprendieron de esta zona fue la cantidad de ciclistas de todas las edades y nacionalidades que circulan por las carreteras CV-7361 y la CV-7362. Estas empinadas y estrechas carreteras conducen a Denia y al faro del Cabo de San Antonio. Son carreteras difíciles con mucho tráfico y un claro peligro para los ciclistas. Sin embargo, la prudencia, la paciencia y los buenos modos facilitan el complicado y enrevesado tránsito por ellas.