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29 octubre, 2017

Vassilis Guest House

Queríamos estar cerca de Parga y Sivota, pero lejos del bullicio de la costa. Encontramos este alojamiento próximo a Parga, que se localiza en Anthousa. Un pueblo del interior por el que pasa la carretera que une Parga con Perdika y Sivota. Anthousa es un pequeño y tranquilo pueblo, pese a que la carretera lo divide. 



En coche, la entrada al hotel es un poco complicada, porque has de girar bruscamente para ir hacia el hotel y siempre hay niños jugando en la calle, sobre todo en verano. Es necesario ir despacio por allí. Por los alrededores, hay otros alojamientos.

  

Nosotros aprovechamos que estábamos en Anthousa para ir a ver las cascadas Loukas y el castillo de Ali Pasha, que está muy cerca. En la zona de las cascadas, hay un pequeño museo popular, aunque no pudimos visitarlo porque estaba cerrado.

La localización del alojamiento en Anthousa nos permitía hacer un montón de excursiones, dada su proximidad a los lugares más interesantes de esta región.

El alojamiento es de nueva construcción. Colorista y acogedor. Dispone de un pequeño, pero cuidado jardín. Repleto de flores. También, cuenta con una agradable piscina. No es grande, pero cumple su función. Perfecta para refrescarte, cuando vuelves acalorada de la playa.


La habitación no era grande, pero suficiente. Era cómoda y estaba limpia y cuidada. Disponía de una grata terraza con vistas a la piscina. Sin duda, el lavabo demasiado pequeño para esa habitación.



  

Los desayunos se servían en el edificio adyacente. Una terraza con árboles y un servicio afable y eficiente. Nos gustó el concepto del desayuno. Servían un plato con algo típico griego, cada día era diferente. Después, pedías lo que querías.



Tenemos muy buen recuerdo del alojamiento y de la amabilidad de los gerentes. El trato era familiar. Intentan en todo momento que te sientas bien y ayudarte en todo aquello que necesites.

14 octubre, 2017

Azul infinito: Karavostaki

Durante un buen trecho, la carretera que te conduce hasta la playa de Karavostaki recorre en paralelo un pequeño riachuelo.

Esta calzada atraviesa una zona de una asombrosa variedad de árboles: pinos, laureles, cipreses, olivos, higueras, encinas, etc. En algunos tramos del camino, la temperatura descendía gracias a la frondosidad de los árboles. La sensación de frescura era muy agradable.

 

Si algo caracteriza la playa Karavostaki es la transparencia casi irreal de su agua También, la tranquilidad del mar. Ideal para familias con hijos. Sin embargo, es una playa profunda, enseguida cubre, pero como el mar suele estar calmo, flotas sin apenas esfuerzo.

          

La playa es grande, aunque queda delimitada en ambos lados por altos acantilados. Dispone de buenos servicios de hamacas y parasoles. Además, de una buena zona de aparcamiento. Algo indispensable si vas en coche.

 
         
Hay tabernas, restaurantes, hoteles con pocas habitaciones y pequeños resorts. Sin embargo, desde la playa solamente ves el verdor de los árboles, la arena casi blanca, los frondosos acantilados y el inmenso mar azul. Únicamente, en uno de los acantilados asomaban las diferentes construcciones de un resort.


Sin ni una nube, muchas playas de esta zona del mar Jónico mudan su característico color de azul a lo largo del día. Las tonalidades de azules cambian con el paso de las horas, van desde el azul celeste al turquesa-esmeralda. Cuando el sol del mediodía da de lleno en el mar, el azul se vuelve intenso y brillante. Cegador.


Sin dudarlo, esta fue una de las playas de esta región que más me gustaron. Placidez, limpieza, silencio (sin música, sólo el sonido acompasado del mar) y el agua del mar como un espejo ¿Qué más se puede pedir? ¡Ah! y también disponía de buenos servicios. Ideal. Relajante.

01 octubre, 2017

Sarakiniko, la media luna


Aconsejados por Sofía, una de las gerentes del Vassilis Guest House, nos dirigimos dirección Perdika y Sivota, hasta la playa de Sarakiniko. Playa que comparte el nombre con otra famosa playa situada en la isla de Milos.


Tras tomar el desvío a la carretera secundaria, advertimos que la ruta se bifurcaba en dos. No obstante, enseguida nos dimos cuenta que cualquiera de las dos carreteras nos conducían hasta la misma playa. 

La carretera es estrecha y rural. Discurre por tupidos campos de olivos. La vegetación es tan espesa que los árboles son muy altos. Buscan la luz del sol.


Nosotros fuimos temprano para poder aparcar y coger sitio en primera línea de mar. Creo que es lo mejor, llegar pronto para poder coger sitio. 

De todos formas, comprendimos que la gente no llega a la playa hasta bien pasadas las 10 de la mañana. Nosotros llegamos a las 9 y prácticamente estábamos solos.

Sin embargo, una gran mayoría de personas llegó hasta la playa, sin coche. Llegaron en bote-taxi directamente desde Parga hasta la misma orilla de Sarakiniko. Si bien, puede tener sus ventajas, eso te obliga a depender de otra barca para regresar a horas convenidas y no cuándo te apetezca o te canses de tomar el sol.



Cuando aparcamos en una sombra nos fijamos que habían muchas sombrillas y hamacas vacías, no obstante, con el transcurso de las horas quedarían todas ocupadas.

En Grecia, en verano,  el sol aprieta con fuerza y es muy importante buscar una buena sombra, ya sea debajo de un árbol o bajo la sombra de un parasol. No puedes resistir el calor fuera del agua. Indudablemente, tienes que ponerte a resguardo del sol.


Sarakiniko es una playa bonita como muchas otras de esta región, pero me dio la impresión que era una playa muy popular y que recibía muchos más turistas que otras playas de los alrededores. Por otro lado, tal vez al ser una playa bastante cerrada dé la sensación de que hay una mayor ocupación sin ser necesariamente cierto.

        
     

Esta playa no es muy grande. Su configuración cerrada recuerda a la forma de la media luna. 

La vegetación llega hasta el borde de el mar a ambos lados de los acantilados de la playa. 

Solo unas pocas tabernas, apartamentos y restaurantes se localizan en ella. Existe una taberna colgada del acantilado. Vale la pena realizar el esfuerzo de subir por las empinadas escaleras. Tienes una buena recompensa, desde ese lugar las vistas al mar y la playa son sensacionales