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26 agosto, 2016

Artrip un hotel, discreto y agradable

Buscando la mejor ubicación posible para ir de museos me topé con este sencillo hotel de 2 estrellas sin pretensiones.
Se localiza en la calle Valencia, próximo a la plaza de Lavapiés, al Teatro de Valle-Inclán y al lado de la Casa Encendida y del Museo Centro de Arte Reina Sofía. Además, el Museo Nacional del Prado está a tan sólo 15 minutos andando de este hotel. Es decir, el emplazamiento es uno de sus puntos fuertes.

 

El hotel Artrip ocupa un edificio entero del barrio de Lavapiés. Tras una completa restauración se transformó en hotel. La recepción es pequeña, pero hay un bonito espacio para esperar mientras procedes al típico papeleo de entrada.

En la misma planta baja se halla el pequeño salón comedor en dónde se sirven los desayunos.
 

Puedes elegir subir a tu habitación por las escaleras de madera del edificio o por el moderno ascensor.


La habitación que me correspondió era correcta, blanca, relajante y limpia. Con vistas a la calle Valencia. Sin grandes lujos, pero con detalles interesantes como la caja fuerte gratuita y elementos de bienvenida: la fruta y el calentador de agua para hacerte un té.

Asimismo, disponía de un pequeño espacio con un sofá y aunque no disponía del clásico armario en la habitación, sí que poseía una contemporánea estantería para colocar la ropa.

Lo que menos me gustó de la habitación fue el suelo. Estaba cubierto por una moderna tela que sin ser moqueta, se le parecía y a mí no me gustan nada los suelos con moqueta.


Los desayunos, más que correctos por ser un hotel de 2 estrellas. Se servían en el pequeño salón de la planta baja. Un espacio acogedor y cálido con panelado de madera en las paredes y decoración agradable.


Por lo demás, un hotel tranquilo, práctico y bien situado. Un hotel de concepto urbano adecuado para pasar unos días en el centro de Madrid. Seguramente, repetiría la experiencia de alojarme en él.

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