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24 abril, 2016

Almedíjar, el agua de la vida


Situada en un rico desfiladero se halla Almedíjar. Pequeña población del Parque Natural de la Sierra de Espadán, forma parte de la comarca del Alto Palancia al igual que lo son las poblaciones de Algimia de Almonacid, Vall d’Almonacid, Viver, Segorbe, Altura, Soneja, Castellnovo, Chóvar, Azuébar, Bejís, Sot de Ferrer, Teresa, Gaibiel, Geldo o Jérica entre otras.

 

Algo propio de la provincia de Castellón es la diversidad orográfica del terreno. En la provincia de Castellón puedes ver altas cumbres como la de Peña Salada, Peña Cullera, Alto de Lorenza, el Pico la Rápita o el de Espadán y zonas de planicie como la de Sot de Ferrer.

 

En los alrededores de Almedíjar existe una gran variedad de árboles, sobre todo de olivos, encinas, pinos y alcornoques. Si te gusta el senderismo, desde esta pequeña localidad, puedes ir por la pista del Monte de la Rodona, o por el sendero de Mosquera y disfrutar del tupido alcornocal o también recorrer el Barranco de la Falaguera. Las sendas comunican Almedíjar con otras poblaciones, como la de Azúebar.

En primavera, tras el deshielo de las cumbres cercanas, y con la llegada de las lluvias, debe ser todo un espectáculo contemplar el paisaje de esta zona. Ya es muy bonito en febrero, así que en Primavera debe ser increíble.

 

Llegamos hasta Almedíjar desde Segorbe, aunque también se puede llegar hasta allí desde Aín y Eslida. Hay que tener en cuenta que la carretera que comunica con Aín es más mucho más estrecha y con más curvas, pero el paisaje es impresionante.

El pueblo está construido a lo largo del desfiladero. Es mucho más largo que ancho. La localidad antiguamente estaba amurallada, aunque ahora sólo quedan unos arcos medievales de estas antiguas murallas. Las construcciones están cuidadas y el paisaje no deja indiferente. Varias rutas parten del mismo pueblo. Una llega hasta la fuente del Cañar, que está muy cerca. Otras se alejan de la población como la del Barranco de Almanzor. Es un pueblo pacífico, un remanso de paz. Por sus alrededores, encontrarás un montón de fuentes de agua potable como la de Cañar o Divina Pastora, Pana, Lajas y Almanzor.

 

Almedíjar tiene un par de bares y restaurantes, una famosa quesería “los Corrales”, una panadería y una bodega dónde se elaboran los vinos “Alcovi”. Merece la pena hacer una parada aquí o alojarte en este pueblo. También os aconsejo comprar queso en Los Corrales, aceite, miel y vino Alcovi. Nosotros lo hicimos así. Los quesos Almedíjar pertenecen a esos quesos artesanos de los que cada día quedan menos, porque se tiende a hacerlos industrialmente. Aquí, sólo utilizan el cuajo natural de la flor del cardo y mucho cariño.
 

16 abril, 2016

Segorbe, entre la tradición y el progreso

 

Nuestro alojamiento en Algimia de Alfara, en la comarca del Camp de Morvedre, nos permitía hacer distintas excursiones, tanto a la Sierra de Espadán como a la Sierra Calderona.

Justamente, nos decantamos por ese alojamiento por su ubicación en una zona rural. Situada en un valle recogido entre montañas y repleto de árboles frutales, naranjos, olivos y algarrobos y a pocos kilómetros de Soneja y Segorbe.

 

Aprovechando la cercanía, nos acercamos a conocer Segorbe, una de las ciudades más importantes de la Comarca del Alto Palancia. 

Empezamos el recorrido visitando el Ayuntamiento de Segorbe, antiguo Palacio Ducal del siglo XVI que se halla en la Plaza Agua Limpia.

Desde esta plaza, los carteles informativos te indican diferentes recorridos para ver lo que queda del antiguo patrimonio arquitectónico medieval, gótico y renacentista de Segorbe. Puedes ver la Torre de la Cárcel, edificio del siglo XIV. También, el Acueducto del siglo XI y con ajustes y añadidos del siglo XIV y la antigua muralla, con arcos góticos.

 
 

El trazado medieval de sus calles es una característica de su pasado. En cualquier calle o plaza puedes toparte con un elemento arquitectónico medieval, como el Arco de la Verónica.

Quedan en pie dos de las torres de las antiguas murallas medievales que rodeaban la ciudad: la Torre del Botxí y la de la Cárcel.

 
 

Subimos hasta el Cerro de Sopeña, donde se encuentran los restos del antiguo Castillo de la Estrella. Sobre esta colina los hallazgos arqueológicos demuestran que esta zona ha estado habitada desde hace siglos. Mucho antes de su esplendor medieval -musulmán y cristiano- los íberos, romanos y visigodos ya habían dejado su impronta.

 

Desde el Castillo de la Estrella se divisan las montañas de la cercana Sierra de Espadán y de la Sierra de Calderona. Mientras caminas entre los pinos puedes apreciar las vistas que abarcan la gran extensión de terreno parcelado con cultivos que rodea a esta localidad.

Segorbe unifica la idea de ciudad rural. Mientras paseas entre comercios y bares te puedes cruzar con un tractor que regresa de arar los campos cercanos. Resulta chocante, pero se constata rápidamente que Segorbe no vuelve la espalda a la vida rural.

 

03 abril, 2016

El Secanet, remanso de paz


Cuando llegas al alojamiento "El Secanet", no puede uno imaginarse que esas blancas paredes de la fachada de la casa escondan tras de sí un auténtico vergel mediterráneo. Su exterior es discreto y sencillo, pero el interior se abre a un bonito y original  jardín con jazmines, buganvillas, plantas aromáticas y árboles frutales.


Nunca antes habíamos estado por esta zona de la provincia de Valencia, en dónde se emplaza "El Secanet". No conocíamos, ni teníamos referencia alguna de esta comarca del Camp de Morvedre y menos aún de Algímia d'Alfara, pequeño y tranquilo pueblo valenciano donde se ubica este pequeño hotel. 

Esta área geográfica es relativamente plana y fértil y se localiza entre la Sierra de la Calderona y la de Espadán. Desde luego, un vergel entre dos sierras.


Nos recibió con una amplia sonrisa Gemma, la propietaria del establecimiento. Por nuestra experiencia personal, el que te reciban calurosamente ya da muchas referencias del alojamiento. El alojamiento puede ser lo que esperabas o te puede defraudar, pero un cálido y sincero recibimiento te hace sentir como si ése fuera tu hogar. A nosotros, no nos defraudó.


La localización del establecimiento entre un mar de naranjos y en un tranquilo pueblo valenciano es uno más de los aciertos del lugar. El primero, cómo no, la cortesía y atención sincera de los propietarios. Otro de los aciertos es la cómodidad de la cama. No pocas veces, resulta complicado encontrar un buen colchón en un hotel. Unos pecan de duros, otros se hunden.


Los desayunos del alojamiento son otro de sus puntos fuertes. Digno de resaltar. Lo sirven en una zona común con grandes ventanales que lindan al jardín y a la agradable piscina. El color azul de la pared de la terraza, le da un aire fresco y relajante al salón interior dónde se sitúa el comedor.

Tras un reparador descanso, qué mejor que un energético y creativo desayuno para comenzar con fuerzas la jornada. Servido, cada mañana, a la hora convenida de antemano. Un lujo.


Nos despertábamos con el amanecer del sol sobre los naranjos. No cerrábamos las persianas, porque las vistas desde la cama eran hipnóticas. No podías dejar de admirar el paisaje y la calma que respiraba todo el sugestivo entorno. Relax.


Tras nuestra estancia en "El Secanet", regresamos a nuestra rutina diaria con fuerzas renovadas y descansadísimos... y con un montón de kilos de exquisitas naranjas que compramos por la zona.