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30 abril, 2015

Santuario de Asclepio en Epidauros

Nuestro alojamiento cerca de Nafplio nos permitía llegar a los mejores emplazamientos arqueológicos sin realizar muchos kilómetros. El primer día visitamos el recinto arqueológico del Santuario de Asclepio en Epidauros. A la mañana siguiente, fuimos al de Micenas.


Llegamos a Epidauros a las 9 de la mañana, para no toparnos con las avalanchas de los autocares de turistas. La carretera hasta Epidauros se halla perfectamente señalizada y el recorrido es muy agradable, ya que discurre entre bonitas montañas con infinitos campos de oliveras.


El parking es grande. Perfecto para el aparcamientos de una gran cantidad de coches y autocares. La entrada al recinto solo cuesta 6 euros. Me pareció un precio más que razonable hasta diría que muy ajustado, para lo que se ofrece.

Me embargó una emoción intensa al entrar al recinto. Todo está muy cuidado, los jardines, el aparcamiento y los servicios.


A la izquierda de la entrada se localiza el pequeño museo, que contiene una gran cantidad de piezas y restos de los edificios, como columnas, capiteles, frontones, dinteles, también pequeñas y grandes esculturas, cerámicas, piezas votivas, además de instrumental quirúrgico. Todo encontrado en la zona durante las excavaciones. Excavaciones que aún no han finalizado porque el espacio del recinto es descomunal y supongo que continuarlas supone una inversión enorme de capital.


A la derecha, el camino conduce hasta el impresionante y bien conservado Teatro de Epidauros o Epidavros.

Todo el emplazamiento formaba parte de un gran centro de curación de enfermedades. A Asclepio, hijo de Apolo, se le atribuye el don de la curación. A este centro, dedicado a Asclepio, se llegaba para purificarse mediante diferentes terapias. Por esta razón, se ha encontrado durante las excavaciones una gran cantidad de instrumental médico, dado que también se debían realizar intervenciones quirúrgicas.


Detrás del museo, a la izquierda, se hallan los restos de un enorme edificio: el Katagogion.
El Katagogion fue construido en el siglo IV antes de Cristo y servía como hospedería de los peregrinos que visitaban Asclepio. Disponía de 160 habitaciones construidas simétricamente alrededor de sus patios peristilos. Como edificios auxiliares contaba con un gimnasio y en el siglo III antes de Cristo se le añadieron unos baños griegos.



Otros edificios de este complejo arquitectónico dedicado a Asclepio son: el Estadio (del siglo V antes de Cristo), el Tolos de Epidauros, el santuario de las Divinidades egipcias, el templo de Artemisa, el Ábaton, Epidoteion, el santuario de los Dioscuros y al sur del Katagogion se halla el famoso teatro de Epidauros.



El teatro de Epidauros es uno de los teatros de la antigüedad mejor conservado. Se localiza cerca del santuario de Apolo y Asclepio. Fue construido a principios del siglo III antes de Cristo. Su orquesta es un círculo perfecto de 20 metros de diámetro. El teatro podía albergar a 12.300 personas. Es famoso sobre todo por su perfecta acústica. Actualmente, este teatro aún está en uso. Se continúan realizando allí representaciones teatrales y conciertos, sobre todo en verano.



La mayor parte del recorrido puedes hacerlo bajo las sombras de los grandes pinos que rodean el lugar. Porque el emplazamiento contiene una frondosa vegetación mediterránea. Es un gustazo pasear por este complejo dedicado a Asclepio. Está bien explicado y señalizado y además más allá de todo esto, el paseo entre los pinos resulta de lo más agradable si bien la mayoría de las excavaciones se hallan en zonas despejadas.


Han habilitado, alternativamente, que una gran parte de los recorridos transcurran entre las sombras de los altos pinos. Al contrario del recinto real de Micenas, cuya ubicación en una colina sin vegetación hace que la visita en verano sea agotadora por el calor y el sol.

24 abril, 2015

Nafplio

Desde Kyparissi, camino a Nafplio, nos detuvimos en Poulithra, en nuestro restaurante preferido de esa localidad: el Myrtoo. El día amenazaba tormenta, pero como se estaba tan bien en una hamaca después de comer, nos daba pereza seguir en ruta. Finalmente, una lluvia fina nos echó de la playa.


El trayecto hasta Nafplio atraviesa la llanura interior de Peleta, por el litoral serperteante de Tyros para llegar, finalmente, a la fértil planicie de Argos y Nafplio.

Nafplio es una ciudad portuaria, bonita, con grandes edificios que nos informan de su interesante y rico pasado. Durante unos años, Nafplio fue la capital de la Grecia libre, antes de que Atenas accediera a la capitalidad, justo después de la independencia de la dominación otomana.

La ciudad no es muy grande, pero si se halla extendida a lo largo del litoral sur. El monte Palamidi, un monte rocoso de 220 metros de altura, pone freno a la extensión de la ciudad por la costa norte.



La mayoría de calles del centro histórico son peatonales. Nos encantó pasear por ellas, sin rumbo fijo. Son calles divertidas con un sinfín de tiendas para turistas, comercios de joyas, de souvenirs. También, la mayor parte de los restaurantes y cafeterías se ubican cerca de las principales arterias de la ciudad, sobre todo de las calles peatonales.



En el centro histórico, existen bonitas plazas como la de Philellion y la Syntagma, cafeterías y heladerías que cuentan con terrazas exteriores para tomar un café o un helado.

Por lo que pude apreciar, hay una gran cantidad de hoteles y hostales, algunos muy bonitos. Vimos diferentes ejemplos de hoteles boutique, sobre todo en la parte más histórica de la ciudad. Por lo que supusimos que debe haber mucho turismo, de todo tipo, en Nafplio. Aunque el día que estuvimos paseando por el casco viejo no vimos mucha gente, la verdad.

Caminar por el puerto es muy agradable. Por la tranquilidad y por las vistas. Justo delante, guardando a Nafplio, se levanta la fortaleza de Bourtzi.


El castillo de Bourtzi fue construido en el año 1471. Se trata de una construcción veneciana, rodeada de mar y edificada sobre una pequeña isla rocosa y que protegía a la ciudad de los barcos saqueadores. 

La fortaleza tiene tres plantas conectadas entre sí por escaleras móviles. Existen dos entradas al castillo o fortaleza, una por el norte de la isla y otra al sur. Esta edificación detenta una dilatada historia de conquistas y de ocupaciones. Edificada por los venecianos, más tarde fue ocupada por los otomanos durante un siglo, hasta que en 1822 fue invadida y conquistada por los griegos y pasó a formar parte de su territorio.

18 abril, 2015

Lindoso

Llegamos a Lindoso con sol, pero el día aparecía frío y ventoso.


Lindoso es la puerta al Parque Nacional de Peneda-Gerês. Este parque fue creado en 1971 para proteger el rico entorno de Serra do Soajo y Serra Amarela. En estas sierras, hay altos picos de más de 1400 y 1100 metros de altura.



Subimos hasta el castillo de Lindoso. Castillo medieval en donde se puede apreciar perfectamente la estructura de lo que debió ser la villa hace años. Esta fortaleza servía de defensa y control de la Serra Amarela, el Valle do Cabril y el Alto Lindoso. En una de las laderas de la colina, dónde está situado el castillo, se sitúan los hórreos más antiguos y el gran embalse de Lindoso. Enfrente de la villa, una gran central eléctrica.



Lindoso tiene dos partes diferenciadas: la parte más moderna de la villa y en oposición a ella se halla la parte más antigua de Lindoso. Al visitarla, te hace retroceder en el tiempo y si no fuera porque sabes en que año estás, pensarías que te encuentras en plena Edad Media.

 
No creo que nada importante haya cambiado allí desde hace siglos. Ir a la parte vieja de Lindoso es una experiencia similar a la de volver, de golpe, a un pasado lejano.

09 abril, 2015

Tempus hotel spa, en Oleiros-Ponte da Barca

"Tempus Hotel Spa" abrió sus puertas a principios de diciembre de 2014. Llegamos al hotel sin ningún tipo de referencias, únicamente guiándonos por nuestra intuición. Pleno total.


El hotel está situado en una pequeña colina, con vistas al valle del río Lima. Su diseño contemporáneo contrasta con la ruralidad del entorno. Es un hotel donde la luz y el paisaje están presentes y son sin dudarlo los componentes más importantes. Por esa razón, las grandes cristaleras se orientan hacia el paisaje exterior.


Nuestra habitación era grande y disponía de  un  amplio espacio complementario, con un gran sofá. Ideal para leer o para descansar. La habitación cálida, acogedora y con todos adelantos robóticos para seleccionar el aire y la luz. Las luces se encendían simplemente pulsando el panel de control. El espacio del baño también era considerable y la ducha sencillamente perfecta. Aunque, desde luego, la cama es sin duda uno de sus fuertes. Nuestra cama era comodísima. Durante nuestra estancia allí, descansamos de verdad.



Nos alojamos en una habitación con salida directa al jardín y la piscina.


Como aliciente añadido, este hotel dispone de zona de aguas. Piscina climatizada no muy caliente para diferenciarla del jacuzzi, como a mí me gusta. También dispone de baño turco y sauna finlandesa. Perfecto para relajarte después de una larga caminata por la ecovía de Ponte de Lima o o Ponte da Barca o por los caminos señalizados de la zona.


Los desayunos se sirven en un salón acristalado, con bonita decoración. A la vez, resalta su sencillez, para que lo más importante sean las vistas al paisaje. El desayuno correcto, con lo habitual.
Me parecieron buenas las infusiones, pero lo mejor del desayuno son, sin duda, las panorámicas vistas a la montaña y al valle.


En algunos detalles se nota que acaban de inaugurarlo y que al hotel le falta rodaje, pero nada importante, la verdad. Recomiendo el hotel y también recomiendo perderse por las carreteras rurales de la zona del Valle de Lima.