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10 noviembre, 2014

Kyparissi, el auténtico relax griego

El pueblo original de Kyparission se halla en el interior, entre la montaña y el mar. Paralia Kyparissi y Mitropoli son playas que sirven de recreo y de esparcimento a los pueblos del interior y de los alrededores. Los pueblos más cercanos son el propio Kyparission o Vrisi, Charakas o Zarakas, Pistamata y Lampokampos.

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Llegar a la playa de Kyparissi fue cumplir un sueño. Había visto fotos del enclave y quería conocerlo. Sin embargo, en este caso, la realidad de la belleza del lugar supera lo visto en las fotos, lo imaginado y lo soñado Resulta sorprendente cómo un lugar en apariencia tan simple y pequeño, puede completar y saciar de manera tan profunda tus expectativas. 


Pasábamos las horas dentro del mar de Myrtoo. Éste era profundo y te cubría muy rápidamente y la sensación de nadar allí era la de una total ingravidez. Mientras flotabas en el mar, te entretenías observando la llegada de los veleros que venían a comer o a repostar al puerto de Mitropoli.



La mayoría de los ocupantes de los veleros comían en el excelente restaurante del hotel Cavo Kortia situado muy cerca del pequeño puerto. En el puerto, hay una pequeña iglesia: Agios Nikolaos. La iglesia, de hecho, da nombre al puerto.
  


El ritmo sosegado que te impone el transcurrir de las horas en Kyparissi y Mitropoli te colma de paz interior. Por ejemplo, nunca antes me había bañado entre mariposas y fue una experiencia nueva y relajante. Durante el día, los pequeños guijarros de Mitropoli se llenaban de mariposas. Revoloteaban a tu alrededor mientras te sumergias lentamente en el mar.


Por la tarde, cuando el sol ya no calentaba -se escondía muy rápidamente, porque las altas montañas tapaban su recorrido-, el parque infantil y la zona deportiva de Kyparissi se llenaba de niños y de risas. A esas horas, podías pasear relajadamente, sentarte a tomar algo o contemplar el mar de Myrtoo.



Nos gustaba pasear por las calles de Kyparissi entre las tradicionales casas pintadas de blancos con los porticones y las puertas de azul. Las calles tranquilas y sin apenas coches. Por supuesto, es un enclave protegido, por su complicada orografía, de la embestida atroz del turismo de masas.

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