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28 junio, 2014

Cala Pada, el mejor refugio


Llegamos a Cala Pada tras comer en C'as Pagés. Necesitábamos hacer una parada y descansar (¿tal vez una siesta playera a la sombra de un tupido pino?).


Cala Pada se halla muy cerquita de la turística Santa Eulària des Riu, aunque no tiene nada que ver con el bullicio de las playas de allí. Por esa razón la escogimos.

Cala Pada es una playa de aguas calmas, gracias a su situación resguardada de los vientos y a la escollera que la protege. Está rodeada de densos bosques de pino mediterráneo. Eso resulta ideal para descansar, si quieres, de tanto sol. En medio de la playa se agolpan unos tablones de madera que forman un pequeño puerto, para el atraque de pequeñas embarcaciones.

 
 

Cuando llegamos, había poca gente. Los chiringuitos y restaurantes que se hallan cerca de la arena tenían la música a un nivel moderado y se podía reposar sin problema. Hay un pequeño varadero de barcas, algo tan típico y común en muchas playas y calas resguardadas de los vientos en Ibiza.

El ambiente de la playa es sosegado y familiar. La arena es blanca y muy fina y el agua transparente. La poca profundidad del agua en la orilla resulta ideal para la mayoría de familias con niños pequeños.


En una zona de la playa pueden alquilarse hamacas y parasoles, justo delante de los chiringuitos y restaurantes.
Si me pierdo, me podéis encontrar allí.


22 junio, 2014

Casa Naya, entre pinos y flores

 

Decidimos alojarnos en Casa Naya por tres poderosas razones: la primera por sus buenas críticas, la segunda por su localización en el campo y la tercera porqué nos ofrecieron todo tipo de facilidades para alquilar un coche. Coche de alquiler que nos dejaron en el aeropuerto y que devolvimos el último día en el mismo aeropuerto. Desde luego, que la comodidad para alquilar el coche, sin tener que hacer mucho papeleo, nos pareció de lo más interesante.

 

Los primeros contactos por teléfono con la simpática gerente del establecimento me decantaron rápidamente por Casa Naya, ya que el trato fue agradable, profesional y eficaz.

 

Los jardines, los exteriores y la situación del alojamiento son los puntos más fuertes del alojamiento. Una tupida y cuidada hasta el mínimo detalle vegetación rodea la mayoría de las construcciones de este alojamiento. La sensación de paz y tranquilidad es evidente, aunque llegan sonidos de la carretera que atraviesa el valle.

 

Nuestra habitación daba a la parte trasera de la casa justo encima dela zona del aparcamiento. Fue una verdadera suerte, porque las habitaciones que se hallan situadas en la parte delantera del edificio principal, tienen mejor vista, pero son más ruidosas, ya que dan a la área de la piscina y del comedor.

 

Por las noche no se oía nada de nada. Al amanecer te despertaba el kikiriki de un gallo y el sonido de los pájaros en pleno vuelo. Un deseado contacto directo con la naturaleza. Algo muy agradable y delicioso para una urbanita como yo.

 

La habitación era sencilla, con dos camas individuales con mosquitera común (que incordia más que ayuda, porque no hay ni un mosquito), una pequeña cocina (que no utilizamos) y un pequeño lavabo. Como estábamos fuera todo el día de la habitación, no necesitamos grandes lujos, porque el verdadero lujo era descubrir la Ibiza más auténtica.

 

Los desayunos los servían en el cuidado y frondoso jardín. Eran correctos. Podías comer fruta, yogures, bollería, pan, queso, mermelada y otras productos.


Olga, la gerente y su padre son muy agradables. Te facilitan cualquier información que necesites; sobre qué visitar o dónde ir a comer o qué playas son las más tranquilas.

17 junio, 2014

Cala Boix, la playa tranquila

Al llegar a Cala Boix, aparcamos sin dificultad bajo la sombra de un árbol. Al viajar fuera de temporada, el aparcamiento estaba prácticamente vacio.


La playa es de arena gris y fina. Se halla rodeada de acantilados con los omnipresentes pinos mediterráneos. Aparentemente, no tiene grandes edificaciones visibles desde la playa.


Para llegar a ella has de bajar unas empinadas y peligrosas escaleras que no son nada aconsejables para personas con movilidad reducida. Bien es verdad que la dificultad para llegar hasta ella la dota de cierto encanto.


La playa no es profunda y uno debe adentrarse mucho en el agua para que le llegue a cubrir. Sobre rocas y arena, han construido un típico chiringuito de madera.

En la misma playa, también puedes alquilar hamacas y parasoles.

Antes de bajar por las escaleras que conducen a la playa, justo en la parte superior de la del acantilado, se hallan situados varios restaurantes de pescados y de mariscos y un hostal. Todos ellos rodeados de la  más absoluta tranquilidad.


Varias rutas cicloturísticas pasan por detrás del hostal Cala Boix, justo al lado del aparcamiento.  Están proyectadas y programadas para completarse en bicicleta, aunque desde luego también pueden hacerse caminando.

11 junio, 2014

Santa Gertrudis, el rural chic


Desde nuestro alojamiento en Sant Llorenç de Balàfia nos acercamos hasta la población de Santa Gertrudis de Fruitera. La estrecha carretera que conduce hasta allí, atraviesa grandes áreas de fértiles campos de cultivo y zonas con frondosos pinares. Desde esta carretera contemplas una de las extensiones rurales más importantes de Ibiza. Al atardecer, la tierra rojiza contrasta fuertemente con el verde esmeralda de los árboles frutales y el potente azul del cielo ibicenco.



Santa Gertrudis es una localidad curiosa situada en el centro de la isla. Es tranquila, limpia, cuidada y bonita. Emite un aire de localidad residencial happy, happy. Los edificios parecen recién pintados. Las calles están impolutas. Los niños corretean por las calles peatonales. Se respira serenidad.


En la zona de la iglesia, se localiza una de las arterias principales de esta localidad. Una serie de bares y restaurantes hacen las delicias de los visitantes, que se sientan a tomar algo mientras contemplan el ir y venir de la gente que deambula por la zona.

Casi todos los días, al atardecer, nos sentábamos en el bar Es Cantó. Su ubicación nos parecía ideal, ya que se halla justo en el meollo, en una esquina de la calle peatonal y enfrente de la iglesia. Mejor localización imposible.


Por los alrededores se agrupan entretenidos bares, agradables restaurantes, surtidas tiendas y buenos comercios. En algunos de estos comercios encuentras la mejor artesanía de la isla. Objetos artesanales originales todos ellos muy chic.



Conviene resaltar el Forn Can Bufí, una gran fábrica panificadora que elabora la mayoría de los panes y los pasteles, ensaimadas, madalenas, crostes, cocas de pimientos, oreietas, flaons y etc. que se consumen en la isla. La factoría se halla en la carretera principal de Sant Miquel a Santa Gertrudis, pero sus productos se venden por toda Ibiza. De hecho, en Santa Gertrudis hay una pastelería que vende sólo los productos del Forn Can Bufí. Las cocas de pimientos calientes de allí bien valen el viaje y los flaons (aunque sean no aptos para aquellos preocupados por la ingesta de calorías) están muy ricos.

06 junio, 2014

Comer en Ibiza

En Primavera, en Ibiza se come de maravilla dado que muchos de los restaurantes que cierran en invierno abren en esas fechas de nuevo sus puertas con la llegada de la nueva temporada.


En la isla, existen una gran cantidad de restaurantes de todo tipo, pero nosotros deseábamos comer lo que más nos gusta: las propuestas gastronómicas esencialmente mediterráneas. Como lo es la comida ibicenca, la cual se basa sobre todo en platos de pescado, ensaladas, legumbres, verduras y buena carne.




Previamente, busqué información para conocer los platos típicos de la isla: guisat de peix, sofrit pagès, borrida de rajada, frita de pulpo, orelletes, flaó y rubiols. No tuvimos oportunidad de comer el "bullit o guisat de peix", pero nos hinchamos a comer "frita de pulpo".  La primera frita de pulpo la tomamos en el bonito y tradicional restaurante Es Rebost de Can Prats, en sant Antoni de Portmany. Nuestra segunda frita de pulpo, en el restaurante Can Gat en la Cala de Sant Vicent.


Nos gustó especialmente la frita de pulpo de Can Gat. El restaurante está especializado en productos del mar. Se come bien y las vistas son muy agradables, ya que se localiza en el mismo paseo marítimo, a pie de playa. En verano, debe ser difícil hallar una mesa libre, pero nosotros no tuvimos ningún problema. La ocupación en la isla en esas fechas era más bien baja.


La mejor carne de cordero que probamos fue en los restaurantes: Es Pins y C'as Pagès.



Es Pins es un restaurante de carretera, que se localiza en Sant Llorenç de Balàfia.  También, es un restaurante de carretera C'as Pagès. Este último se localiza en la carretera de Sant Carles de Peralta. C'as Pagès tiene una terraza que es un verdadero vergel, sólo por estar en ella fresquitos, tras un día de playa, ya merece la pena ir hasta allí. Es un lugar muy agradable para tomar comida a la brasa. La verdura a la brasa, como la hacen allí, está deliciosa.


Nos llevamos a casa un buen recuerdo de los restaurantes que visitamos. Además, para la típica morriña postviajera, compramos unas delicosas sobrasadas y una gran tarta de Flaó. La tarta de Flaó la compramos, como no, en el Forn Can Bufí en Santa Gertrudis. El Flaó consiste en una tarta o pastel de queso de fresco ibizenco y en la parte superior de la misma se le añade hojas frescas de hierbabuena. Lo que le da un aroma fresco y delicado a la tarta.


En internet, encontré montañas de información sobre comida típica ibicenca y sobre los mejores restaurantes de la isla, pero sin duda la información más completa y la que me fue de más ayuda fue la que facilitó la página web: Ibiza 5 sentidos. La recomiendo encarecidamente dado que todos los consejos y recomendaciones que aporta son acertadísmos. Lo comprobamos in situ.