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26 febrero, 2012

Parada de Sil


De este viaje a Galicia uno de los lugares que más me impactaron fue Parada de Sil y sus alrededores. No sólo por su belleza natural, también por su rico patrimonio. Desde luego, su localización es estratégica para llevar a cabo excursiones.


Desde la misma villa, un sendero conduce hasta el Monasterio de Santa Cristina de Ribas de Sil. Se trata de un camino estrecho rodeado de altos árboles en su mayoría castaños y robles. 
Caminar por él es una gozada. Está cubierto de hojas secas de los castaños y el musgo cubre las piedras que bordean el camino. Pura poesía. Puedes hacer la ruta completa o simplemente llegar hasta el monasterio.




Si vas en coche, por la estrecha carretera que conduce hasta el monasterio, el paisaje es de vértigo y con curvas muy pronunciadas. La carretera termina cerca del Monasterio de Santa Cristina. En la zona habilitada como parking, un mapa explicativo muestra las distintas rutas que desde allí se pueden hacer.
Desde un lateral del monasterio puede contemplarse los altos cañones de Sil y el río encajonado entre estas altas montañas.


No sé si la razón de que me pareciera el Monasterio de Santa Cristina  un lugar misterioso se deba a que estaba cubierto de musgo -quizá por ser invierno- o por su localización, en la ladera de una montaña o por la bruma que lo envolvía o porque te transporta a un tiempo muy lejano o por el silencio que lo rodea y que acentúa, aún más, ese aire enigmático del lugar. No lo sé. Sólo os puedo decir que me fascinó. 




19 febrero, 2012

Ferreira de Pantón


Para conocer mejor la zona de Ferreira de Pantón, Sober y poder visitar el Monasterio de Santa María  de Ferrerira de Pantón y hacer senderismo por la zona, decidimos dormir en el Balneario Aguas Santas.


Desde aquí puedes hacer excursiones por las rutas señalizadas tanto en la zona del río Miño como por los cañones del Sil, pero antes conviene hacer una parada para visitar el Monasterio de clausura de las Madres Bernardas de Ferreira de Pantón.


Cuidado con esmero, limpio, ordenado y bien custodiado, se aprecia la mano de las monjas. Allí mismo podéis comprar dulces elaborados por las monjas de clausura. 
El Monasterio es una pequeña joya arquitectónica, justo a la medida del hombre. En sus inicios el monasterio fue benedictino, más tarde cisterciense y siempre estuvo habitado por mujeres.

El claustro no es muy grande; y tampoco es tan frío como otros claustros de la zona. Prevalecen elementos  arquitectónicos clásicos, como las columnas con capiteles decorados, los arcos y las bóvedas. El conjunto arquitectónico está construido en varias etapas que van desde el siglo XII hasta el siglo XVIII.

Es patente la buena restauración de los edificios que componen el monasterio, tanto de la muralla que lo circunda, como de la iglesia y el claustro.



Nos alojamos en el Balneario Aguas Santas. Su cercana localización al Monasterio de Ferreira de Pantón,  nos pareció inmejorable. Nos habían hablado muy bien de las aguas del balneario, ricas en azufre.


Elegimos dos tipos de habitaciones. Una en la planta primera y otra en la segunda. Están mucho mejor las habitaciones de la segunda planta que son abuhardilladas. Cuanto menos, en invierno son más calientes. Supongo que en verano es diferente y las habitaciones de la primera planta deben ser más frescas.


La habitaciones son amplias. La decoración sencilla, pero no le faltaba de nada. Conexión a internet en las habitaciones, wifi en zonas comunes, TV plana, un gran baño y minibar. Los productos de baño, correctos sin grandes lujos. En definitiva, un hotel sin grandes pretensiones, pero que cumple bien con su cometido. Se duerme de maravilla: ni un ruido que perturbe la paz de la campiña lucense.

  

El balneario es de aguas sulfuradas y fluoradas y tiene un olor característico. 
Después de utilizar las aguas del balneario se queda uno nuevo. La piel tersa y descansada. Eso sí, aconsejo evitar las horas punta, cuando el recinto del circuito de aguas está realmente atestado de gente. Nosotros fuimos a primera hora de la mañana y estuvimos solos en la piscina durante un largo rato.


Desde luego, no es el único alojamiento de la zona. Se concentran muy buenos alojamientos por los alrededores, como:

09 febrero, 2012

Monasterio de Santo Estevo de Ribas de Sil

Desde Penalba por la carretera que pasa por  Nogueira de Ramuin y por Luintra llegamos hasta el Monasterio de Santo Estevo de Ribas de Sil, actual Parador de Turismo.


La carretera que conduce hasta el Monasterio es estrecha y sinuosa.  Se atraviesan áreas de espeso bosque caducifolio, sobre todo de castaños y robles.
En invierno los tonos rojizos y las ramas nudosas y peladas de los árboles dan una imagen bucólica al lugar.


Cerca del río Sil la bruma era espesa, pero en las zonas más altas de la montaña nos hacia un sol radiante. Desde lo alto de la montaña se vislumbra el majestuoso monasterio. 


Está edificado aprovechando la ladera de la montaña y cerca puedes contemplar los cañones del Sil.
Toda la zona conserva todavía y espero que para siempre, un tupido bosque de rica flora y abundante fauna. Los helechos y el musgo están presentes en las zonas más umbrías de las montañas. En esta área geográfica de la Ribeira Sacra y del río Sil encuentras muchos senderos para recorrer.


El entorno y el mismo Monasterio de Santo Estevo merecen una larga estada. No sólo para disfrutar de la naturaleza, también para apreciar la elegancia y solemnidad del monasterio y su acertada rehabilitación.


Es un monasterio grande y se estructura en torno a tres claustros, muy diferentes entre sí. Desde el año 1923 el edificio está catalogado como Monumento Histórico Artístico.



La existencia del Monasterio, actual Parador, está documentada desde el siglo X, aunque su origen puede ser anterior. El edificio ha sufrido numerosas transformaciones, aunque mantiene intacto los tres claustros: el de Os Bispos, el de Os Caballeiros y el do Viveiro.


La fachada del Monasterio que da entrada al actual Parador de Turismo es de estilo Barroco del siglo XVIII. El parador dispone de 77 habitaciones, una zona Spa, cafetería y un restaurante.



Nosotros comimos en el restaurante del Parador. Correcto, aunque con este entorno no importa tanto la comida como el lugar en dónde se come. Esperaba más de la comida por ser un Parador, pero supongo que las fechas, invierno, no ayudan. 





El Parador funciona a pleno rendimiento desde la primavera hasta el otoño. Decaen las visitas y las pernoctaciones en invierno. Es un edificio singular con una localización geográfica especial. Un paraje mágico. Desde luego de visita obligada. No defrauda, en absoluto.