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30 octubre, 2011

Falasarna beach

Llegamos a Falasarna desde Kissamos.


La visión que se tiene de la playa llegando desde la zona más alta de la montaña, por una estrecha carretera, es espectacular. La belleza del mar es deslumbrante.


Los diferentes tonos azules hacen que pienses en el mar del Caribe, aunque cuando te sumerges en el agua descubres que su temperatura no tiene nada de caribeña; está fría. Eso sí, el contraste del calor del verano y el agua fría es muy gratificante. 



Falasarna es una playa larga con pequeñas playas a ambos lados. 

El mar limpio y claro impacta por su belleza. Sólo los alrededores de la playa desmejoran esa hermosa imagen del lugar. En las laderas de las montañas que la circundan, grandes hileras de plástico blanco desmerecen la playa. Son los invernaderos.
El área geográfica posee mucho encanto. Puedes disfrutar de la naturaleza, pero también visitar los restos arqueológicos de la acrópolis de Falasarna, los vestigios de la antigua ciudad.


En la playa, hay unos pocos restaurantes y chiringuitos, para tomar algo sin necesidad de desplazarte fuera de la misma. Además, también puedes pernoctar por esta zona.
Se encuentra alojamiento en la misma playa, por ejemplo, en:
También puedes dormir en la ciudad de Kissamos, que está relativamente cerca de Falasarna.



Nosotros pasamos el día en una de las playas laterales. Allí encontramos un espacio habilitado para aparcar. Desde ese aparcamiento bajas a la playa por medio de unas estructuras de madera que facilitan la  entrada a la playa, sin quemarte los pies con el intenso calor de la arena en verano.
Ya en la playa encuentras duchas, sombrillas y tumbonas para pasar tranquilamente un día de playa.


 


20 octubre, 2011

Balos beach


Si hay algo que se debe hacer si uno va al oeste de Creta es aventurarse por la inhóspita península de Gramvousa y llegar hasta Balos.

Por la carretera que llega hasta Balos encontrarás muchos turistas, pero merece la pena recorrer ese camino de cabras, no sólo por la espectacularidad de los acantilados que están a los pies de la carretera, sino también por deleitarse con las fantásticas panorámicas de la inmensa bahía de Kissamos.



Conviene escoger muy bien la hora del día para llegar hasta Balos; calcular las mejores horas en función de si se va allí en invierno o si se va en verano.

En verano, la mejor hora es a partir de las 4 de la tarde (nosotros hicimos eso). En ese momento el sol no es tan intenso y puedes recorrer los 2 kilómetros de sendero que necesariamente hay que recorrer andando, hasta llegar a Balos.

Es importante proveerse de agua, gafas de sol y un buen gorro. No hay ni una única sombra en todo el camino.


El medio de transporte es otra cosa a tener en cuenta. Se puede llegar por mar, en lancha rápida o en ferry. Ambos salen principalmente desde Kissamos pero también desde otros lugares cercanos (a nosotros nos ofrecieron ir en barco hasta Balos desde un pequeño puerto cercano a la playa de Falasarna, por 20 euros por persona). Decidimos ir en el coche alquilado que teníamos.

La carretera hasta la cima es toda de piedras. Una carretera terrible si el coche es bajo. Quienes transitan mejor y sin problemas son las cabras que te encuentras por el camino.



La entrada al Parque Natural de Gramvousa-Balos cuesta un euro por persona. El dinero se destina para  mantener limpio el lugar.
En la zona de aparcamiento existe un pequeño bar en el que es posible comprar agua o incluso tomar algún refresco. Desde allí se toma el sendero perfectamente señalizado que conduce hasta Balos.
Al llegar a un recodo del camino, puedes ver desde lo alto la magnífica playa a tus pies. Lo que resulta, sin duda, una experiencia que recordarás durante mucho tiempo.


No se trata de la playa más bonita, pero sí la más escénica y espectacular. El conjunto de aventura hasta llegar a ella, combinado con un paisaje agreste y una naturaleza en su estado más puro hacen de Balos un lugar absolutamente recomendable.




10 octubre, 2011

El noroeste de Creta

Camino al norte de la isla nos detuvimos en Spili, villa famosa por sus caños de agua fría.

Poco a poco, íbamos dejando atrás la aridez del sur de la isla y el paisaje se transformaba y se tornaba más verde. La vegetación también era diferente. En el sur, muchas plantas aromáticas, olivos, hierbas medicinales y matorrales de todos los colores. En el norte, existe más variedad de árboles.


Al fin, llegamos a nuestro destino en el noroeste de Creta: Ano Vouves y a nuestro próximo alojamiento el Elia Traditional Hotel.

Tuvimos cierta dificultad para encontrar el hotel dado que está un poco escondido entre grandes extensiones de olivos pero, una vez llegas a Ano Vouves no resulta complicado encontrar la rústica entrada al hotel.


El hotel está próximo al museo Olive Tree Museum of Vouves, muy cerca del Ancient Olive, a unos escasos  200 metros.


El Elia,  hotel rural situado a pocos kilómetros de las playas, cuenta con una perfecta localización, en pleno campo y rodeado de viejos olivos. Una combinación perfecta, ideal para descansar por las noches y, sobre todo, a un paso de las mejores playas del oeste de Creta; como son las playas de: Balos, Falasarna y Elafonisi.